El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, pidió ayer a la Conferencia Episcopal que no le condene "por ser socialista" y añadió: "yo no soy un asesino y Pinochet era un asesino desalmado al que se le dio la comunión de manera vergonzosa".

Bono, que clausuró el X Congreso de Escuelas Católicas en Toledo, manifestó la "tristeza" que le ha causado la posición de la Conferencia Episcopal de negar la comunión a los católicos que den su voto al proyecto de ley del aborto a no ser que, además de confesarse, manifiesten públicamente su arrepentimiento. "No puedo dejar de ver la imagen de Pinochet comulgando y a mí me califican de pecador público", aseguró. También dijo haber recibido apoyo de muchos religiosos.

Bono pidió reflexión a los obispos y que no le condenen por ser socialista, "no vaya a ser que si yo no fuera socialista, aunque hubiera actuado del mismo modo, no me hubieran condenado". Lamentó no haber oído a quienes ahora le acusan hacer lo mismo en los ocho años de Gobierno del PP, cuando se aplicó una ley "mucho peor" que la que ahora puede aprobarse y que ha consentido "más de 115.000 abortos cada año".