Se busca. Las fuerzas de seguridad continuaban, al cierre de esta edición, intentando localizar a un etarra que abandonó material explosivo en un taxi del que huyó al detectar un control policial en Torreblanca (Castellón). El terrorista cogió el transporte público en la estación de tren de Castellón y se dirigía a Tarragona. Desde hace unos días, la policía municipal de esta ciudad estaba en situación de alerta ante la posible comisión de un atentado, según confirmó ayer el concejal de Seguridad de esa localidad, Carles Castillo.

El terrorista, un hombre de unos 30 años de edad, de 1,80 metros de altura, vestido con bermudas, con gafas de sol y afeitado, pidió al conductor del taxi, que le había cogido 42 kilómetros antes, que parara porque se encontraba mal. El etarra entró en el restaurante del Hotel Miramar y salió por una puerta trasera.

EL CONTENIDO El taxista se dirigió entonces a los agentes, al filo de las 12.30 horas, y les informó de que un pasajero había abandonado precipitadamente el vehículo y que había dejado en el maletero una bolsa de deportes. Los agentes descubrieron que el huido transportaba una fiambrera de color blanco que escondía seis detonadores y dos temporizadores del tipo lapa preparados con ampolla de mercurio. Además, encontraron cordón detonante y un polvo blanco que podría ser pentrita --un potenciador de explosivos--. El fugitivo también abandonó otros enseres, aunque los agentes no han localizado su documento de identidad ni pistolas, pero sí el anagrama de ETA. Por ello, sospechan que el terrorista pudo escapar con una mochila.

La Guardia Civil desalojó a los clientes del hotel e interrogó al taxista. Con los datos facilitados por el conductor, un hombre de 50 años de nombre Rafael, empezó a elaborar un retrato robot para facilitar las labores de búsqueda. Mientras, desplegó un importante dispositivo de seguridad en el que participaron perros y un helicóptero. En la operación también se unieron agentes de la policía nacional y de la policía autonómica catalana.

Los agentes rastrearon durante la tarde la vía principal de Torreblanca. La Guardia Civil llamó puerta por puerta para preguntar a los vecinos si habían visto "alguna cosa anormal". En esas labores colaboraron los 700 agentes que iban a vigilar el Festival Internacional de Benicàssim, situado a 30 kilómetros de Torreblanca, que comenzó ayer. Se espera que acudan a ese encuentro más de 40.000 personas.

Decenas de vecinos observaron la operación policial desde los balcones de sus casas. Torreblanca es un pueblo "tranquilo" situado en la costa de Azahar. Los ciudadanos suelen dejar las puertas de sus casas abiertas, sobre todo las de los chalets. Por su parte, el presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi de Castellón, Julio González, explicó que el taxista se había alegrado mucho cuando cogió al viajero por el montante que supondría la carrera. Sin embargo, después lo pasó muy mal.

El consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Joan Saura, informó, en rueda de prensa, de que el presunto etarra se dirigía al casco antiguo de Tarragona. Pero para Saura eso "no quiere decir que el objetivo fuera atentar". En cualquier caso, los Mossos d´Esquadra han montado controles en esa ciudad, informa Ferran Gerhard.

EL PRECEDENTE El pasado 10 de julio, fue detenido en Santander el etarra Aritz Arginzoniz, que cruzó la frontera en una bicicleta después de entrevistarse en Francia con Mikel Garikoitz, Txeroki, que le facilitó una de las 350 pistolas robadas en Vauvert. Arginzoniz fue detenido en la estación de autobuses.