El juicio del 11-M dejó atrás ayer la fase de declaración de los presuntos autores materiales y escuchó a los tres primeros imputados como colaboradores. Mohamed Almallah y Fuad el Morabit supieron despertar una duda razonable sobre su participación en el 11-M. Ambos se enfrentan a 12 años de prisión. Sin embargo, el tercero, Otman el Gnaui, se fue derrumbando a medida que avanzaba la declaración. La trama de la conspiración, que pretende vincular a ETA con el atentado, salió a relucir en el escrito de defensa de Basel Ghalyun, una maniobra que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, cortó en seco.

Almallah y Morabit se prepararon a conciencia su interrogatorio. Ambos son conscientes de que las pruebas que les incriminan no son discutibles. Al primero le implica una exnovia, y al otro se le vincula con el 11-M por conocer a los suicidas y haber hablado por teléfono con ellos.

Rencor Almallah explicó que trabajaba reparando electrodomésticos, alquilaba habitaciones en un local de la calle Virgen del Coro a árabes y era.propietario de una vivienda. Por su trabajo, aclaró que conocía a mucha gente, entre ellos Serhane ben Abdelmajid, el Tunecino, y Amer Azizi, que huyó tras la desarticulación de la célula española de Al Qaeda en el 2001. Este imputado --hermano de un preso en Londres por su relación con el 11-M-- dijo que el Tunecino le propuso "hacer la yihad e ir a la guerra de Irak", a lo que se negó. "Estaba contento aquí", agregó.

Una exnovia, a la que se le ha concedido la condición de testigo protegido, le acusa de haberle comentado que iba a haber un atentado en Madrid, 13 meses antes del 11-M, de recaudar dinero para la yihad y de dar documentos falsos a Azizi. Almallah atribuyó la acusación al rencor, tras la ruptura de la relación. Solo reconoció ser simpatizante de los Hermanos Musulmanes.

El acusado negó también que tuviera temporizadores de los que emplea ETA. La defensa de Basel Ghalyun, uno de los presuntos autores materiales del atentado, que declaró el lunes, presentó ayer una fotografía de un temporizador incautado a ETA como si hubiera sido hallado en el domicilio de uno de los acusados, informó la cadena SER. En realidad, el mecanismo que se encontró en el domicilio de Ghalyun era un programador de electrodoméstico, pero el abogado defensor, José Abascal, sustituyó en su escrito de defensa la fotografía del programador por otra de un antiguo temporizador de ETA, que el tribunal no permitió que se exhibiera por no estar incluida en el sumario.

El seductor Por su parte, Fuad el Morabit logró seducir a la sala. Se presentó como un joven culto --habla cinco idiomas--, de buena familia --su padre es notario-- y solidario con sus compatriotas, a los que ayudaba a buscar un sitio donde dormir o lavar ropa, como hizo con Rabei Osman, el Egipcio . Este imputado compartió piso con Basel Ghalyun --implicado en el 11-M por pruebas de ADN-- y con Asri Rifat Anuar, uno de los siete suicidas.

En su declaración, explicó que conoció a el Tunecino , pero que jamás creyó que pudiera estar detrás de la masacre de Madrid. También desacreditó al Egipcio , acusado de ser uno de los inductores de la matanza por unas grabaciones telefónicas en la que se atribuía los hechos. Según él, al Egipcio "le gustaba fantasear y presumir para darse importancia".

Desmoronado Por su parte, Gnaui, que se enfrenta a una pena de 24 años, admitió que hizo reformas en la finca de Morata de Tajuña, donde se montaron las mochilas bomba. También que viajó a Burgos en febrero del 2004. La fiscal sostiene que acudió a ese lugar para reunirse con Jamal Ahmidam --uno de los suicidados-- cuando trasladó a Madrid los explosivos que fueron robados en Asturias.

El acusado se fue derrumbando mientras estaba declarando. Las huellas de Gnaui han aparecido en Morata de Tajuña y en la ropa de Anuar.