La detención, el martes pasado, de 10 miembros de la izquierda aberzale, con Arnaldo Otegi a la cabeza, no solo ha encendido los ánimos en las menguadas bases radicales, que ayer secundaron protestas ante las sedes del sindicato LAB, sino que ha reabierto el debate interno en la dirección del PNV. El presidente del partido, Iñigo Urkullu, evitó respaldar la tesis de su portavoz parlamentario, Joseba Egibar, para quien los arrestos demuestran que "algunos no desean que ETA desaparezca".

El moderado discurso de Urkullu chocó, una vez más, con las posiciones beligerantes de Egibar. De hecho, el líder peneuvista subrayó que hay que "contextualizar" las manifestaciones del portavoz parlamentario. Aunque reconoció que cabe preguntarse por el impulso político que subyace tras las detenciones, admitió --en contra de lo dicho por Egibar-- que carece de datos como para decir que Otegi, Rafa Díez y Rufi Etxebarria estuvieran dispuestos a defender una propuesta política al margen de la ortodoxia que impone ETA.

El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, consideró "miserable, ruin e infame" que Egibar cuestione la voluntad del Gobierno y de los jueces de poner fin al terrorismo. A su vez, el portavoz peneuvista le respondió, en una trifulca que resucitó sus habituales desavenencias.

PROTESTA EN SAN SEBASTIAN Por otra parte, los sindicatos nacionalistas --entre ellos ELA y LAB-- convocaron para mañana una manifestación contra los arrestos en San Sebastián, a la que se sumaron Aralar y EA.