El juez Juan del Olmo ordenó ayer el ingreso en prisión del marroquí Mohamed Buharrat por su relación con los siete terroristas que se inmolaron en Leganés. El marroquí había sido detenido el 26 de abril, el mismo día en que el magistrado ordenó su busca y captura junto a otras cuatro personas, que siguen desaparecidas. Pero, tras su declaración, el juez lo dejó libre.

Ayer, compareció voluntariamente ante el magistrado. Fuentes jurídicas explicaron que la policía ha encontrado a varios testigos que desmienten la versión que ofreció al juez. Los agentes hallaron su foto entre los restos de la casa de Leganés.

Buharrat admitió que conocía a Said Berraj y Mohamed Alfalah, --ambos en busca y captura--, aunque dijo que hacía tiempo que no les veía. Tampoco concretó la fecha en la que dejó de relacionarse con Jamal Ahmidam, el Chino , uno de los terroristas suicidas de Leganés.

Sin embargo, dos testigos han declarado que vieron al marroquí junto a los dos huidos unos días antes de su detención. Otra persona también ha dicho que Buharrat tuvo una cita con el Chino días antes de la inmolación.

El juez también escuchó ayer las aclaraciones que le ofreció Rafá Zuher--confidente de la Guardia Civil--. Este marroquí puso en contacto a los terroristas con el exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras, que facilitó el explosivo para la comisión de la masacre del 11-M. El Gobierno concedió ayer la medalla del mérito al trabajo a las 192 víctimas del 11-M porque eran trabajadores y estudiantes que iban a cumplir con sus obligaciones laborales y ciudadanas.

Mientras, el abogado estadounidense Brandon Mayfield, detenido el pasado 6 de mayo en EEUU por su presunta implicación en el 11-M, quedó libre ayer después de que la policía española determinara que las huellas halladas en una bolsa con detonadores en una furgoneta usada por los terroristas no son suyas, sino del argelino Uhane Daud.