Esther Quintana, la mujer que asegura que perdió un ojo por el impacto de una pelota de goma en la manifestación de Barcelona por la huelga general del pasado 14N, ha manifestado hoy su deseo de ser "la última que sufra por una bala de goma".

Quintana, que ha comparecido en representación de la Plataforma "Ojo con tu Ojo" ante la comisión del Parlamento catalán que estudia los modelos de seguridad, orden público y el uso de materiales antidisturbios en eventos de masas, ha criticado la actuación de la Generalitat y del Departamento de Interior.

La mujer ha asegurado que ni uno ni otro se responsabilizan de los daños causados por las pelotas de gomas disparadas por las brigadas antidisturbios (BRIMO) de los Mossos d'Esquadra, ya que niegan que esto haya ocurrido.

Esta negación conlleva que las víctimas de estas armas no reciban ningún tipo de indemnización y, en su opinión, que no se castigue a los agentes que se saltan los protocolos y que éstos "sigan actuando con impunidad".

"En cualquier país democrático habrían habido dimisiones inmediatas, aquí hoy aún nadie se ha responsabilizado de los que hicieron mal su trabajo", ha considerado la portavoz de la plataforma "Ojo con tu Ojo", que ha lamentado que Interior niegue que los policías hayan disparado balas de goma en todos los casos en que ha habido personas heridas.

Esther Quintana ha querido dejar claro que no "está en contra de los Mossos d'Esquadra" ni tiene "nada contra ellos, que hacen un trabajo muy importante, el de protegernos y hacer cumplir las leyes que nos damos", pero ha preguntado por qué con 430 agentes la BRIMO, la unidad antidisturbios de la policía catalana, "tiene tantos problemas y tantos imputados".

En su opinión, el motivo es que "estos agentes o no están controlados o las órdenes que tienen es asustar a la gente que va a manifestarse".

Ester Quintana ha iniciando su intervención explicando las repercusiones que ha tenido y tendrá en su vida la pérdida de un ojo hace ocho meses.

Desde entonces, esta trabajadora autónoma de 42 años no puede trabajar porque está de baja y la mantiene su padre, de 87 años, porque no ha recibido ninguna indemnización.

Está en tratamiento psicológico, ha sido operada tres veces y lo será "unas 700 más", según ha explicado, para paliar las afectaciones en sus ojos, nariz, boca y músculos del rostro a causa del impacto de la bala de goma.

Después ha explicado las circunstancias en que recibió el impacto de la bala de goma y ha insistido en que no había ningún altercado y que los agentes armados actuaron sin motivo y no respetaron los pasos del protocolo del uso de las balas de goma.

También ha explicado que la conselleria de Interior no se ha puesto en contacto con ella y, en su opinión, no se ha interesado ni por su salud "ni por saber qué pasó, sólo (se ha interesado) por su imagen".

Quintana ha agradecido la oportunidad de poder explicar su experiencia en el Parlament y contribuir a que se prohíban las balas de goma.

"Estoy aquí para que esto no me vuelva a pasar y para que no le vuelva a pasar a nadie", ha explicado Quintana, que ha recordado que las balas de goma "no discriminan y son incontrolables", por lo que cualquiera puede sufrir su impacto.