ETA reapareció la pasada madrugada con la colocación de explosivos en cuatro empresas guipuzcoanas. Dos agentes de la Ertzaintza y un guardia de seguridad resultaron afectados por inhalación de una sustancia tóxica en uno de estos atentados.

Estos ataques se producen en una fase de baja actividad de la banda terrorista, después de dos años sin atentados mortales, y en vísperas del debate, mañana, en el Congreso de los Diputados de una proposición del PSOE que aboga por abrir un cauce de diálogo entre el Gobierno central y ETA si los terroristas abandonan previamente las armas.

Fuentes de la lucha antiterrorista relacionan las cuatro explosiones con el pago del denominado impuesto revolucionario , ante la necesidad de mantener vigente la amenaza a los empresarios con el fin de garantizar los ingresos procedentes de las extorsiones a los empresarios.

"ABSOLUTA FIRMEZA" Los cuatro artefactos, compuestos por kilo y medio de cloratita y con temporizador, estallaron, sin previo aviso, entre las 3 y las 4 de la madrugada.

El ministro del Interior, José Antonio Alonso, advirtió de que los atentados terroristas "no van a conseguir nunca" que varíe su política y la del Gobierno "de absoluta firmeza ante la violencia". Reiteró que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad seguirán empleando todos los medios que existen a su alcance, con el único límite que marca la legislación vigente, "hasta la desaparición definitiva de ETA".

NUBE TOXICA El único de los ataques que provocó daños personales fue el que se produjo en la localidad de Bergara. A las 3.40, la explosión afectó a un depósito que contenía un líquido corrosivo para tratamiento de piezas, lo que provocó una nube tóxica que afectó a dos ertzainas que se habían desplazado hasta el lugar, así como al guarda de seguridad de la empresa.

Los tres afectados abandonaron a las pocas horas el hospital comarcal de Mondragón en el que ingresaron. Por precaución, se estableció en la zona durante unas horas un área de seguridad de 300 metros.

El primer ataque tuvo lugar a las 3.00 horas, en una empresa de Beasain, en la que se registraron cuantiosos daños materiales. Una hora después, otro artefacto hizo explosión en una empresa de pinturas de Elgoibar, aunque aquí los daños se limitaron a la ruptura de varias cristaleras. Cinco minutos después, explosionó el cuarto artefacto en una fábrica de tornillos de Soraluze. La deflagración afectó a las puertas de entrada.