El ADN de Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, alias Ata, coincide con la huella genética recogida tras el asesinato de los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno, el 1 de diciembre del 2007 en Capbreton (Francia), y que faltaba por identificar. El laboratorio científico de la policía francesa no ha hecho más que confirmar las sospechas de la Guardia Civil, que siempre sostuvo que el que hasta el jueves pasado era el número uno de ETA estaba en la zona el mismo día en que los dos agentes fueron tiroteados a sangre fría y por la espalda. Ahora solo falta determinar quién disparó.

Resolver quién era el tercer etarra que ese día sorprendió a las víctimas en la cafetería Le Ecureuilles, a 200 metros del supermercado Leclerc, era una de las prioridades de la lucha antiterrorista. Trapero y Centeno iban desarmados, de paisano, pertenecían al Grupo de Apoyo Operativo (GAO) y tenían como labor apoyar con medios técnicos las investigaciones antiterroristas de sus compañeros. Su trabajo iba desde colocar balizas en coches para su seguimiento hasta instalar micrófonos.

CONVERSACION DELATORA Los terroristas sorprendieron a los dos agentes en la cafetería, a los que debieron identificar como policías por su conversación. Hay testigos que aseguran que tuvieron un cruce de palabras. Cuando ya estaban sentados en su vehículo e iban a arrancar, las víctimas fueron tiroteadas por detrás. Los etarras dispararon tres veces. Centeno murió en el acto; Trapero, unos días después.

Los investigadores sospecharon desde el principio que en ese atentado participó un jefe de ETA que asumió la decisión de matar a los dos guardias civiles en territorio francés. En ese momento, Ata era el lugarteniente de Garikoitz Aspiazu, Txeroki. Además, la banda se preocupó especialmente de rescatar y refugiar a uno de los tres etarras, mientras que los otros dos tuvieron que escapar por su cuenta y finalmente fueron detenidos cuatro días después. Saoia Sánchez cayó junto a Asier Bengoa. La primera confesó haber estado en Capbreton, pero negó ser la autora de los disparos, aunque los investigadores no descartan esa opción, ni la de Ata. En cambio, Bengoa siempre ha sostenido que se limitó a ir en auxilio de su jefa de comando cuando supo lo que había sucedido. Ambos están imputados en Francia y acusados de asesinato.

CURSO DE EXPLOSIVOS En un principio se pensó que Txeroki pudo haber participado en el atentado después de que dos miembros del comando Nafarroa con los que coincidió en un cursillo de explosivos declararan tras ser detenidos que lo oyeron comentar que había estado en Capbreton. La idea se descartó, aunque sí pudo ayudar a Ata a huir, porque su huella dactilar apareció junto a otras 122 en el Peugeot 307 que utilizaron los etarras para escapar. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya dijo el sábado que las detenciones del jueves en Bayona depararían buenas noticias. Esta es la primera.