El juez Baltasar Garzón asegura que el atentado contra la Audiencia Nacional, que iba a perpetrar la célula islamista desarticulada la semana pasada, se ha podido evitar gracias a la acción "policial y judicial desplegada". Pero advierte, en el auto de prisión firmado el sábado, que para perseguir este terrorismo es necesaria "una coordinación absoluta" entre todos los servicios policiales y de inteligencia.

Esta apelación del juez no es casual. En esta maniobra policial se han repetido los enfrentamientos entre los distintos cuerpos policiales. La operación se precipitó por decisión del juez después de que varios extremos de la investigación fueran filtrados a los medios de comunicación. Y los distintos servicios no han compartido informaciones y se han interferido entre ellos.

FALTA DE COMUNICACION Por ejemplo, Kamara Birahima fue arrestado por la Guardia Civil en Málaga cuando la policía le seguía los pasos, ya que era el encargado de comprar los explosivos. La célula tenía órdenes de lanzar un camión con media tonelada de explosivos contra la Audiencia Nacional en cuanto dispusiera de la dinamita.

Otro caso de falta de comunicación se produjo con la detención de Smail Latrech. Este islamista, que dió cobertura al jefe del grupo, Mohamed Achraf --detenido en Suiza--, resultó ser confidente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Latrech entregó a un testigo protegido una maleta que le había dejado en depósito Achraf, en la que éste guardaba cartas de los presos que integraban su célula. El testigo protegido pasó el material a la policía. El juez ha prorrogado la detención de Latrech mientras se acredita que trabajaba para el servicio secreto.