Qué ser en la vida y qué estudiar para lograrlo pueden depender de una decisión a veces equivocada, tomada en la adolescencia sin las ideas claras ni la información suficiente, así que el Gobierno se plantea reforzar la orientación académica y profesional desde la Secundaria Obligatoria (ESO). Apunta incluso la posibilidad de implantar un módulo obligatorio de "descubrimiento del mundo laboral" en el plan de estudios de esta etapa educativa, dentro del marco tutorial, y la de una "normativa estatal" sobre orientación profesional.

Todo ello con la vista puesta en el desarrollo, en cooperación con las CCAA, de un "Sistema Integrado de Información y Orientación profesional". Consta así en el Plan de Acción 2010-2011 del Ministerio de Educación para cumplir los objetivos educativos de la década 2010-2020, como reducir los índices de fracaso académico y abandono escolar prematuro, cercanos al 30 por ciento. Ese apoyo reforzado, que proseguirá en las enseñanzas postobligatorias, pretende "facilitar la elección del alumnado entre las opciones más ajustadas a sus competencias e intereses", asesorados por orientadores cuya formación se intensificará el curso próximo con herramientas y recursos específicos.

Según las reformas que se proponen (algunas implican reformar la Ley Orgánica de Educación), quienes no superen tercero de ESO, que se cursa a la edad teórica de 14 años, tendrán que decidirse ya entre repetir, continuar con un programa de diversificación curricular o seguir uno de cualificación profesional inicial (PCPI). También podrán cursar un PCPI los alumnos de segundo de ESO mayores de 15 años que no puedan pasar a tercero. "Para acceder a estos programas se requerirá el acuerdo de los alumnos y de sus padres o tutores", precisa el Plan de Acción.

Los que lleguen a cuarto deberán inclinarse por la opción hacia el Bachillerato o por la que encamine a FP, aunque podrán matricularse después en unas u otras enseñanzas postobligatorias con independencia de lo cursado en este último año de la ESO. El Gobierno desea fomentar la continuidad de los estudios de todo el alumnado hasta los 18 años, con ofertas formativas mucho menos rígidas y haciendo compatible formación y empleo. Se pretende agilizar el tránsito (por ejemplo, con convalidaciones) entre Bachillerato y FP y los grados universitarios, y, al mismo tiempo, recuperar alumnos que dejaron los libros demasiado pronto.

Además se anuncian "campañas de sensibilización" para el alumnado y sus familias sobre la importancia de continuar los estudios de Bachillerato, profesionales y de formación continua. Desde el comienzo del Bachillerato, cuya organización se va a "flexibilizar", los estudiantes dispondrán también de programas y actividades de orientación académica y profesional "personalizados" para facilitar las decisiones sobre su futuro. En 2010-2011, un grupo técnico de orientación y colaboración con universidades se encargará del diseño de contenidos que se trabajarán durante la escolarización postobligatoria asociados a las habilidades para la gestión de la carrera académica del alumno.

En relación con la FP, se promoverá la integración en red de los observatorios y dispositivos de diferentes ámbitos territoriales y sectoriales para obtener datos de evolución y tendencias del empleo y de las necesidades de formación de la economía española, con el objetivo de "adaptar las ofertas educativas -dice el documento- y mejorar la orientación académica y profesional". Y respecto al Sistema Integrado de Información y Orientación Profesional, se busca facilitar la elección de itinerarios formativos y/o laborales mediante una red para el asesoramiento de los ciudadanos sobre posibilidades de formación, empleo y reconocimiento de competencias.

Para ello se quiere contar con la coordinación de las diferentes administraciones, agentes sociales, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones profesionales y servicios universitarios de orientación. Con vistas a la educación universitaria, se estima importante impulsar, en las fases previas a ésta, programas de orientación para desarrollar e incrementar el número de vocaciones en ciencias e ingenierías. Entre otras medidas que cita el Plan de Acción, figura "reforzar la tutoría y la orientación a estudiantes y promover el compromiso de las universidades con la inserción profesional de sus estudiantes y titulados y su espíritu emprendedor".