El Gobierno de Aznar no pierde la capacidad para sorprendernos. Condecorar a los que asaltaron Perejil ya es tener ganas de condecorar, pero con ello se comprenden mejor las palabras del ministro Trillo sobre el islote. Son unos actos innecesarios en la imprescindible política de buena vecindad que se esperaría hacia Marruecos. Aznar dejará el Gobierno pisando fuerte el acelerador de su manera de practicar las relaciones exteriores. Un nuevo acto de hostilidad gratuita hacia Marruecos.

*Profesor de Ciencia Política.