Incluso sin poder presentarse a las elecciones, Batasuna marcará la campaña que arrancó anoche. Por los siete escaños que dejarán libres Arnaldo Otegi y sus parlamentarios pugnan Juan José Ibarretxe y Patxi López, aunque no en el mismo terreno. El primero ha emprendido la carrera para ocupar el espacio de la ilegalizada Batasuna. El segundo no busca esos votos, pero sí evitar que el lendakari se haga con ellos.

Lejos queda la extrema tensión política con que se vivió la campaña del 2001, cuando José María Aznar creyó posible desbancar del poder al nacionalismo. El frentismo entre los llamados bloques nacionalista y constitucionalista ha remitido, pese al factor inimaginable hace unos años de la ausencia de Batasuna.

MILES DE VOTOS NULOS El partido de Otegi será ilegal, pero hará campaña. El primer acto potente será una manifestación mañana en Vitoria. Batasuna ha pedido al lendakari que no se le discrimine estos días en la televisión pública vasca. Sus seguidores distribuirán papeletas propias para depositarlas en las urnas el día 17. Serán votos nulos, pero el objetivo es evidenciar su fuerza.

A Ibarretxe le sonríen los sondeos, pero ayer mismo, en una conversación con Josu Jon Imaz, presidente del PNV, y dos colaboradores más, se conjuraban para no caer en la autocomplacencia. Aunque el resto de partidos estima evidente que Ibarretxe se aprovechará de la ilegalización de Batasuna cosechando esos votos huérfanos , los peneuvistas machacan cada día con la consigna de que son los perjudicados. Sostienen que los siete escaños libres se repartirán entre los partidos grandes y que cuatro serán para PP y PSE.

EL ´EFECTO ZAPATERO´ Ibarretxe le arrancó a Otegi 80.000 votos en el 2001 gracias al combate con Aznar. Y el lendakari teme perderlos ante la distensión propiciada por José Luis Rodríguez Zapatero. Unos miles podrían ir a Aralar --escisión de Batasuna que condena a ETA--, y la mayoría volvería al redil de Otegi, engrosando el voto nulo.

Por tanto, las encuestas no tranquilizan al PNV. Aún menos si se tiene en cuenta el ascenso que auguran a su principal rival, Patxi López. El líder socialista se ha desprendido de la etiqueta de comparsa del PP que arrastraba su antecesor, Nicolás Redondo, y pisa firme aprovechando la estela del talante Zapatero , cuya valoración en Euskadi es alta. Patxi López se ha apuntado a la equidistancia. El folleto que reparte en la campaña condensa su filosofía: "Hablamos claro: queremos que Euskadi siga siendo parte de España", reza por una cara, al tiempo que, por la otra, defiende que "90 de cada 100 euros" de impuestos que pagan los vascos se queden en Euskadi.

Si Ibarretxe y sus socios de EA y de IU-EB no logran la mayoría absoluta, peneuvistas y socialistas podrían explorar el pacto. La suma de una mayoría clara entre el PSE y el PP es factible, pero más difícil. Por eso, los populares no dudarán esta vez, a diferencia de la anterior, en criticar al PSE, acusándole de connivencia con el separatismo.

En esta campaña no participarán políticos clave en las anteriores elecciones, ejemplo de que esa cita electoral dejó hecha jirones a la clase política vasca. Así, Jaime Mayor Oreja (PP), Nicolás Redondo Terreros (PSE) y Xabier Arzalluz (PNV) pasarán a un notable segundo plano.