Los líderes iberoamericanos reunidos aprobaron una declaración final llena de buenas intenciones cara a "mejorar la calidad de vida de los jóvenes y lograr sociedades más justas y solidarias", al tiempo que exigieron una "profunda reforma del sistema financiero internacional", al considerarlo un "modelo fracasado". Si bien las discrepancias ideológicas impidieron una receta unitaria contra la crisis, los mandatarios asumieron, como dijo en la clausura el presidente de El Salvador, Elías Saca, que "es necesario trabajar para evitar un desplome social" en Iberoamérica.

Saca resaltó que "la estabilidad económica de estos países es indispensable para cumplir los compromisos con la juventud". Entre estos están asegurar una educación primaria y secundaria gratuita, ofrecer educación sexual según los valores y leyes de cada país, promover préstamos y viviendas para la juventud y respetar a los jóvenes inmigrantes. El Plan Iberoamericano de la Juventud para el periodo 2009-2015 incluye programas deportivos, de creación de orquestas juveniles, redes de microempresarios turísticos y una campaña de sensibilización contra la violencia machista.

En la declaración sobre la crisis financiera, los países iberoamericanos destacaron la necesidad de tener una "participación en la transformación de la arquitectura financiera internacional".