España y Marruecos escenificarán hoy en Rabat el fin de dos años de crisis diplomática, la mayor que han vivido los dos países en su historia reciente. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, sellará la reconciliación anunciando con su homólogo marroquí, Mohamed Benaisa, el regreso a sus puestos de los respectivos embajadores. Pese a ello, ambas partes admiten que los problemas que desataron la crisis siguen pendientes de solución, en particular la diferencia de posturas respecto al conflicto del Sáhara.

Palacio viajará de Madrid a Agadir, donde será recibida en audiencia por Mohamed VI. Fuentes diplomáticas interpretan que la actitud del monarca demuestra que "la voluntad marroquí de recomponer las relaciones es definitiva".

CITA CON YETU

Tras la audiencia, Palacio almorzará con Benaisa para repasar el desarrollo de los grupos de trabajo sobre los principales contenciosos entre los dos países: el Sáhara, la delimitación de aguas territoriales y la inmigración.

A continuación, los dos ministros se trasladarán a Rabat, donde continuarán las conversaciones y mantendrán una cena. La agenda incluye además un encuentro de la ministra Palacio con el primer ministro marroquí, Dris Yetú, de quien se presume que es uno de los artífices del deshielo de las relaciones.

LOS EMBAJADORES

Según fuentes diplomáticas, el regreso de los embajadores se producirá "de inmediato", y no se descarta que pueda ocurrir este fin de semana, de modo que puedan reanudar sus trabajos a partir del próximo lunes. Marruecos retiró a su embajador en Madrid, Abdesalam Baraka, el 27 de octubre del 2001, alegando la actitud "hostil" de España en múltiples frentes. Los acontecimientos posteriores probaron que la razón del malestar marroquí era la posición de España ante el conflicto del Sáhara.