El secuestro en Mauritania de los tres cooperantes españoles ha endurecido la política antiterrorista del Gobierno de Nuakchot, que afirma que, en solo un mes, ha habido una veintena de detenciones vinculadas con el rapto el 29 de noviembre de Alicia Gámez, Albert Vilalta y Roque Pascual. Siete de los arrestados pasaron ayer a disposición judicial, aunque solo cinco entraron en prisión acusados de colaborar con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Fuentes próximas al Ejecutivo aseguraron que las personas imputadas participaron en el secuestro, pero "aún está por ver qué hicieron y cómo colaboraron con los terroristas".

La fiscalía de la república islámica informó en un comunicado que a los detenidos se les imputan cargos de "participación en delitos contra la vida y la seguridad de la gente, ofrecer su casa y otros medios para impedir el arresto del autor de un crimen terrorista, ayudar a una persona buscada por la justicia a fugarse y adquirir ilegalmente un permiso de conducir".

LAS REGLAS DEL JUEGO Según Isselmu Ould Moustapha, especialista mauritano en terrorismo, muchos arrestos son "arbitrarios". De hecho, 11 sospechosos fueron liberados el domingo por falta de pruebas. La campaña de detenciones no afectaría a las negociaciones para liberar a Vilalta y Pascual, los dos cooperantes que siguen en manos de Al Qaeda. "No va a comprometer, pero sí puede cambiar las reglas del juego. Si Abu Zein logró excarcelar a los suyos por el francés Pierre Camatte, la célula que retiene a los españoles presionará en la misma línea", dice.

Según fuentes de la inteligencia americana, otros implicados en el secuestro están encarcelados en Mauritana desde hace semanas. En concreto, dos ciudadanos malienses que fueron los escogidos por Al Qaeda para fijar el blanco del rapto. Otros cuatro individuos fueron los encargados de ejecutar la operación, y se encuentran huidos.

Desde que Burkina Fasso tomó las riendas de la negociación, "hay muchos movimientos diplomáticos en Nuakchot en torno a la liberación de los salafistas", aseguró Rabii Weld Idoumou, el único periodista mauritano que tiene acceso a los reclusos islamistas. "Todas los datos apuntan a que se producirán liberaciones, pero el Gobierno encuentra muchas dificultades en la gestión", añadió.