"Mañana por hoy contadlo en vuestros cuarteles: Yo estuve allí ". La última frase del discurso del brigada Jorge Bravo ayer en Madrid cerró un acto que marca un hito en la historia del Ejército. Por primera vez en la democracia, cientos de militares, unos 1.500, se concentraron, de paisano, pero a cara descubierta, para pedir la paralización de la aplicación de la ley de la Carrera Militar. La de ayer era la cuarta concentración convocada por la AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles), pero ninguna de ellas contó con la participación de ayer, ni tuvieron los asistentes tantas ganas de dejar atrás "el miedo a las represalias" que les han mantenido callados tanto tiempo.

Bravo, presidente de la AUME y todo un símbolo y pionero del asociacionismo reivindicativo en el Ejército, advirtió en su discurso de que ya no se pueden hacer leyes a espaldas de los uniformados, y reivindicó la "dignidad y los derechos" de los militares.

HERIDOS Y VIUDAS A la parte trasera de la sede del Ministerio de Defensa, bajo las ventanas del domicilio de la ministra Carme Chacón, llegaron militares de todos los rincones de España. Aguantaron el frío, desafiaron al temor que sentían a las posibles represalias y se dejaron fotografiar por los medios de comunicación a cara descubierta. Junto a ellos y en las primeras filas estaba el soldado herido en Afganistán Rubén López, y Clara López, viuda del teniente Santiago Hormigo, fallecido en un accidente en Bosnia.

La ley de la Carrera Militar fue la excusa para movilizarse en Madrid. Una norma que fue aprobada en el Congreso en octubre del 2007, pero que no se ha empezado a aplicar hasta este año en los cuarteles. Aplicándose de una manera que genera "desigualdades, injusticia y desesperación", según aseguró Bravo en su discurso. Las novedades que introduce la ley son muchas, la mayoría buenas y absolutamente necesarias, según los responsables de la AUME. Por eso defienden que se aplique para los nuevos, que, al entrar, sabrán cuáles son las nuevas reglas para ascender.

En cambio, de la noche a la mañana cerca de 80.000 militares han visto cómo se les cambiaba las reglas del juego. Que la antigüedad ya no es un elemento único para ascender, y que muchos militares con apenas 40 años y otros 25 por delante de carrera ya no tienen tiempo de reunir los puntos que ahora se necesitan para subir de categoría. El pasado 1 de mayo, Defensa paralizó todos los ascensos por el antiguo método. Ahora se ha implantado un sistema de calificación que prima más que nunca las evaluaciones realizadas por el mando directo de cada militar, pero que, a juicio de los afectados, es "completamente subjetivo". En caso de que no te lleves bien con el mando, el ascenso se va al traste, sostienen los manifestantes.