Batasuna volvió a lograr que todos los focos se concentraran en sus dirigentes, aunque defraudó las expectativas. Durante la semana se había anunciado un acto de gran calado, similar en importancia al de Anoeta del 2004, que dio paso a la tregua de ETA y al proceso de paz.

Cuando parecía que la izquierda aberzale iba a coger el guante lanzado por José Luis Rodríguez Zapatero, quien les había marcado como condición para concurrir a las elecciones un rechazo explícito a la violencia, los oradores se limitaron a reiterar sus demandas de recuperar el proceso de paz. El polideportivo Anaitasuna de Pamplona acogió un acto preelectoral en el que se plasmó la propuesta de crear dos autonomías, una en Francia integrada por los tres territorios vascofranceses, y otra en España, entre Euskadi y Navarra.

La escenografía hacía pensar en una de las grandes citas de la izquierda aberzale. El optimismo y el ambiente festivo eran palpables, pero ninguno de los discursos, ni el documento entregado a los asistentes, contenía alusiones a ETA ni a la necesidad de apostar solo por vías pacíficas. Por el contrario, se volvió a responsabilizar al resto de partidos de no reanudar el diálogo.

Las cerca de 3.000 personas que se dieron cita corearon los lemas en favor de los presos y las canciones habituales, pero no hicieron ni una alusión a Iñaki de Juana, ni se exhibieron carteles con su foto, que tan profusamente se han visto en las últimas semanas en las calles de Euskadi. El portavoz de Batasuna Pernando Barrena destacó la felicidad que supone tenerle de vuelta en Euskadi, pero no hubo más, como si se hiciera realidad el compromiso del responsable de Askatasuna, Juan Mari Olano, que aseguró que no darían munición "a la extrema derecha".

Primera estación Batasuna acaparó todo el protagonismo, pese a que los convocantes anunciaron el acto en nombre de la izquierda aberzale. Sin embargo, no hubo anagramas de la formación ilegalizada, y los únicos logotipos a la vista, algunos de tamaño gigante, incluían el lema Euskal Herri Berria (La nueva Euskal Herria). Un partido con este nombre es una de las opciones barajadas para eludir la ilegalización de Batasuna, pero el acto tampoco sirvió para presentar siglas llamadas a intentar concurrir a las elecciones de mayo.

Arnaldo Otegi, que cerró el acto, destacó que la apuesta autonomista es la "primera estación" hacia la independencia de las siete provincias vascas. Su intervención, como la de Barrena, se esforzó en hacer ver a sus bases que la actual propuesta está en sintonía con las reivindicaciones históricas de la izquierda aberzale. Otegi sostuvo que "más pronto que tarde" habrá un Estado vasco en Europa, pero advirtió que antes "habrá que consolidar" la situación política actual.

Navarra La imagen que acompaña el lema de Euskal Herri Berria es un mapa de las siete provincias vascas, con capital en Pamplona. Otegi destacó que Navarra es la base de su proyecto de construcción nacional, y criticó a quienes consideran que la izquierda aberzale propugna la integración de Navarra en Euskadi: "Navarra no tiene que ir a ningún sitio", clamó Otegi, "pero sin Navarra no queremos nada, nada, nada".

La única alusión a Zapatero, quien les había emplazado a rechazar la violencia etarra para concurrir a las elecciones, fue para exigirle el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Otegi afirmó que no teme la decisión de los vascos, aunque sus tesis sean derrotadas, "mientras que ellos utilizan la policía, los jueces y la Constitución para negarnos la palabra".