Por las formas, pero no por el fondo de su reflexión, Josep Piqué se apresuró ayer a pedir disculpas tras haber propuesto la víspera el pase a un plano más discreto del secretario general del PP, Angel Acebes, y del portavoz del partido en el Congreso, Eduardo Zaplana, con el fin de abrir una nueva etapa en la forma de hacer oposición.

La alusión de Piqué a que Acebes y Zaplana son identificados con "el pasado" vinculado a la última etapa de José María Aznar y que, por ello, no pueden ser los únicos rostros públicos que transmitan el mensaje del partido provocó el lunes un pequeño terremoto dentro del PP. Ayer, los principales dirigentes intentaron mitigar sus efectos. Incluido uno de los dos aludidos, Acebes, que dio por "zanjada" la polémica tras las disculpas del líder del PP catalán en la COPE. Zaplana, al que algunas fuentes sitúan tras el duro comunicado de Mariano Rajoy censurando a Piqué, guardó silencio.

REFLEXION SOTERRADA En el PP, no son pocos quienes consideran que, una vez digerida la pérdida del poder el 14-M y los fiascos electorales de Euskadi y Galicia, cerrada ya la comisión de investigación de los atentados de Madrid y alcanzado el ecuador de la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, es hora de encarar la tarea de oposición al PSOE en una clave nueva. Por eso, fuentes del PP insistían ayer en que Piqué no hizo el lunes otra cosa que pronunciar en voz alta lo que muchos murmuran dentro del partido. Aunque cometió el error, reconocido por él mismo, de citar por su nombre y apellidos a Acebes y Zaplana para vincularles "al pasado", aunque al tiempo destacara su "valía".

"Pido disculpas, pero sigo pensando que tenemos que entrar en una nueva fase en nuestra forma de hacer oposición. No me convence nadie de lo contrario", señaló ayer Piqué, que especificó que el "abanico" de rostros públicos que podrían complementar a Acebes y Zaplana en la difusión de los mensajes del partido, a modo de Gobierno en la sombra, incluye los de Ignacio Astarloa (secretario de justicia), Soraya Sáenz de Santamaría (política autonómica) o Gabriel Elorriaga (comunicación). No el suyo, dijo, porque él también forma parte de ese "pasado" vinculado a Aznar, en cuyos gobiernos ocupó varias carteras.

LLAMADAS Piqué, consciente del revuelo creado, también aseguró: "Si alguien cree que mi presencia no es necesaria o es contradictoria respecto a los objetivos del partido, no me mantengo en mis responsabilidades ni un segundo más". Pero, según el entorno de Piqué, no cabe interpretar este aviso como un ultimátum. Ayer, el líder del PPC tenía previsto telefonear a Rajoy, Acebes y Zaplana para devolver las aguas a su cauce, aunque nadie quiso confirmar que las llamadas se hubieran producido.