Pablo Iglesias comienza el año con un pie dentro del Gobierno y, una vez la coalición con el PSOE se haga oficial, tendrá la labor de demostrar la valía de los miembros de Unidas Podemos en el futuro Consejo de Ministros. Mientras tanto, dentro del partido será necesario un trabajo diario, minucioso y, en algunos casos, tedioso: la reconstrucción de Podemos a escala territorial. Después de un año en el que se ha demostrado que la formación que se construyó hace poco más de un lustro no ha echado raíces lo bastante fuertes como para capear las elecciones autonómicas del 26-M -en las que sufrieron un descalabro-, se han puesto en marcha los engranajes para reedificar el partido.

«Tenemos un problema de implantación territorial», reconoció Iglesias tras perder en el mes de mayo más de 60 diputados en los distintos parlamentos autonómicos y desaparecer por completo de los de Cantabria y Extremadura. «Tenemos también por delante la tarea de fortalecer nuestra organización y nuestros círculos», puntualizó hace mes y medio en una carta a la militancia tras el acuerdo de coalición con Pedro Sánchez.

Al frente de esta misión estará el secretario de Organización de Podemos, Alberto Rodríguez, que días después de los comicios regionales sustituyó a Pablo Echenique en este cargo.

RODRÍGUEZ, AL FRENTE / Rodríguez ya ha liderado a mediados de diciembre la primera reunión entre responsables estatales y autonómicas de Organización, Círculos y Participación. Un encuentro en el que se abordó «la construcción de partido, la vertebración territorial, la futura renovación de órganos, el impulso y la creación de nuevos círculos y el fortalecimiento de herramientas en manos de la militancia», según informaron desde Podemos. Fuentes moradas aseguran a este diario que se expuso la nueva forma de trabajar para «fomentar una nueva cultura militante, con herramientas y formación que permitan estar presentes en las calles haciendo política para cambiar las cosas».

«Viene un año muy duro», advirtió la portavoz parlamentaria de Podemos y previsible ministra de Igualdad, Irene Montero, el 9 de enero de 2018. Por aquel entonces, los morados venían de perder tres diputados en las elecciones andaluzas y tenían paralizadas judicialmente las primarias para elegir candidatos autonómicos en Cantabria y La Rioja. Apenas ocho días después, el cofundador del partido y aspirante a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, rompió con la formación y anunció una nueva marca electoral. Comenzó entonces una lucha en territorio madrileño que se saldó con la pérdida de 20 diputados para los morados.

Con Madrid en llamas, con territorios desprovistos de candidatos y con una alianza tambaleante con Izquierda Unida, Unidas Podemos se presentó a las elecciones del 26-M diluido en más de 20 candidaturas diferentes. El resultado es que pasó de 105 parlamentarios regionales a 41, y se evidenció la falta de estructura autonómica del partido.

ECHENIQUE /Las consecuencias no se hicieron esperar y, una semana después, Pablo Echenique fue destituido como secretario de Organización para ocupar las responsabilidades de Acción de Gobierno. Rodríguez, su sustituto, llevaba ya tiempo trabajando la relación con los territorios, y a él se le encargó la compleja tarea de reconstruir los cimientos del partido. Queda por ver ahora si lo logrará.