El Partido Popular fue ayer a por todas en el debate parlamentario sobre los sucesos de Roquetas de Mar. El portavoz conservador, Ignacio Astarloa, exigió sin rodeos la dimisión del ministro del Interior, José Antonio Alonso, a quien culpó, entre otras cosas, de provocar la "desmoralización" de la Guardia Civil y de haber dejado a la institución y a su director general, Carlos Gómez Arruche, "a los pies de los caballos".

Astarloa, secretario de Estado de Seguridad en el anterior Gobierno del PP, dedicó buena parte de su intervención a hurgar en un supuesto enfrentamiento entre Alonso y el jefe de la Guardia Civil. Argumentó que el ministro había aprovechado su comparecencia para descalificar unas declaraciones públicas de Gómez Arruche; para afirmar que se había enterado de los hechos de Roquetas de Mar por el delegado del Gobierno en Andalucía, no por el máximo responsable de la Guardia Civil; y para señalar que éste tardó ocho días en tomar medidas cautelares pese a que se le requirió una acción inmediata.

EN LA AGENDA Astarloa acusó además al ministro de haber minado la moral de la institución armada por declarar que había encontrado "resistencias" en la investigación del caso. Y, tirando por elevación, atacó al Gobierno por haber colocado "en la agenda" la desmilitarización de la Guardia Civil, que hoy depende orgánicamente del Ministerio de Defensa. "Si ya pedimos su dimisión por las detenciones de dos militantes del PP en una manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, hoy se la pedimos al cuadrado", concluyó.

El portavoz conservador se quedó solo en sus ataques. Aunque con matices en algunos casos, los demás grupos se declararon satisfechos con las explicaciones del ministro. Todos criticaron al director de la Guardia Civil por defender en un primer momento al teniente del cuartel de Roquetas, que figura como principal responsable de la muerte a golpes del agricultor Juan Martínez Galdeano. El portavoz de ERC, Agustí Cerdá, dijo que la actitud de Gómez Arruche "casa poco con la política de tolerancia cero contra la violación de derechos" que predica el Gobierno. Sin embargo, nadie reclamó su cese. IU-ICV se reservó el derecho de hacerlo según se desarrollen los acontecimientos.

INUSUAL MODERACION El debate se desarrolló en un ambiente inusual de moderación. En ese clima distendido tuvo sin duda que ver la personalidad de Astarloa, a quien tanto el ministro Alonso como el portavoz del PSOE, Diego López Garrido, expresaron en pleno duelo verbal su admiración como político.

La mayoría de los grupos minoritarios expresaron su preocupación porque lo ocurrido en Roquetas no sea un hecho aislado y solicitaron a Alonso atención especial al capítulo de los derechos humanos en la formación de las fuerzas de seguridad, así como un control para evitar la presencia de armas no reglamentarias en los cuarteles.

Emilio Olabarria (PNV) cuestionó la formación profesional de la Guardia Civil al recordar que en Roquetas acudieron nueve agentes para reducir "a un hombre esposado". Por su parte, Begoña Lasagabaster (EA) pidió una "reflexión general" sobre las torturas en dependencias policiales, que consideró "un problema estructural".