La integración de los extranjeros en la sociedad española se puede facilitar también, al margen del cumplimiento de las leyes, con una mayor partipación política. Así lo han entendido los delegados del 37º congreso del PSOE, que aprobarán este fin de semana una enmienda para que todos los extranjeros, no solo los europeos, puedan votar en las elecciones locales. El texto que asumirá el cónclave indica que tendrán derecho a voto los extranjeros que tengan residencia legal y estable en España durante dos o tres años. Pero para ello el Gobierno español está decidido a suscribir convenios de reciprocidad con los países de origen, para que los emigrantes españoles puedan votar allí. El objetivo es llevar al Congreso la propuesta y buscar "el mayor consenso posible", según el número dos del PSOE, José Blanco, para que la medida se aplique en las municipales del 2011.

Esta iniciativa precisa una reforma de la ley electoral que exige un amplio acuerdo en el que Blanco confía en contar con el PP. En esta materia, últimamente los socialistas están perfilando su discursos en dos extremos: el progresivo endurecimiento de las condiciones para acoger a inmigrantes, por un lado, y la extensión de sus derechos para garantizar que se integren, por el otro. La premisa del PSOE es que debe haber una "exigencia de legalidad para todos, y los mismos derechos para todos".

MAXIMA IMPLICACION En la argumentación de la enmienda, que se ha introducido posteriormente en la ponencia marco del congreso del PSOE, se insiste en que "la máxima implicación en los problemas y asuntos del municipio o del entorno de cada inmigrante es un elemento decisivo para que este se sienta integrado, para que participe de lo que le interesa".

La iniciativa, si prospera en el Congreso cuando la impulse el PSOE, podría beneficiar a 1.332.156 personas inmigrantes, que ahora no tienen derecho al voto. De ellos, la mayoría son marroquís, ecuatorianos, colombianos y peruanos. Hasta ahora solo pueden votar en las municipales los extranjeros procedentes de países de la Unión Europea, exentos de la exigencia de reciprocidad que establece la Constitución para ejercer el derecho al voto. España se homologaría, con la propuesta socialista, a otros países que han ofrecido a los extranjeros extracomunitarios el derecho al sufragio activo y pasivo --a votar y a ser votados--, como Dinamarca, Holanda, Finlandia y Suecia.

Pero la iniciativa no es nueva. Los socialistas llevan años coqueteando con ella, sabedores, por distintas encuestas, que gran parte de esos inmigrantes legales se inclinarían por el PSOE.

En febrero del 2006, el Congreso instó por unanimidad al Gobierno a que firmara convenios de reciprocidad con los países de origen de los extranjeros no comunitarios para facilitar su derecho al voto en las elecciones municipales. La propuesta partió, en aquel momento, del diputado de ICV Joan Herrera. Pero en agosto del 2006 la proposición no de ley presentada por el PSOE e IU-ICV se topó con el rechazo del PP, CiU y ERC.

El argumento de los nacionalistas catalanes era el mismo que defienden ahora: que no basta para otorgar el derecho al voto con un acuerdo de reciprocidad con el país de origen.

PROPUESTAS ANTERIORES El pasado abril, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, recién constituido el nuevo Gobierno, quiso abrir una "reflexión" sobre el voto a los extranjeros no comunitarios. Pero el secretario de organización y portavoz del PSOE, José Blanco, no lo consideró "prioritario". La medida figuró en el programa electoral del partido del 2004, pero desapareció en el del pasado marzo. Tampoco José Luis Rodríguez Zapatero lo mencionó en su discurso de investidura.