Mariano Rajoy admitió ayer que cometió un error al enfrentar su último debate con José Luis Rodríguez Zapatero dedicando tanto tiempo a cuestiones como la guerra de Irak o los atentados del 11-M. "Probablemente no debería haber debatido durante tiempo de algunos temas sobre los que los españoles ya han emitido juicio: la guerra de Irak y el 11-M, el argumento favorito del señor Rodríguez Zapatero", afirmó el candidato del PP a primera hora de la mañana en Onda Cero.

De hecho, fue Rajoy el que más insistió en hablar de estos asuntos en el cara a cara sobre política exterior, seguridad y terrorismo, para sorpresa de una parte de los espectadores y de su interlocutor. Ya por la tarde, en un encuentro informal con periodistas, reiteró que la de Irak fue "la parte mala del debate", aunque, según sus análisis, el posible error no le quita "ni un voto". "Irak está amortizado".

En dicha conversación, el aspirante del PP a la Moncloa opinó que el segundo debate le salió "mejor que el primero" ya que, a su entender, logró llegar a los indecisos con cuestiones como la inmigración, la lengua y la economía.

ULTIMA ETAPA Y después de un debate duro, a casa: Mariano Rajoy se desplazó ayer a Galicia para pedir el voto a sus paisanos y, de paso, demandarles que hagan proselitismo entre los socialistas desencantados. "Hay mucha gente que le dio su apoyo al PSOE y ahora no se lo dará. Si queréis ganar, tenéis que decirles que aquí hay un proyecto para todos", apuntó ante 6.000 personas que reunió en Vigo.

Y además de instarles a trabajar por su causa, Rajoy les eligió para presentar ante ellos un nuevo (y seguramente último) eje de campaña en su recta final: esa niña que le sirvió de broche para sus discursos en ambos debates. "La niña de Rajoy", según dice él mismo. "Quiero que la niña sea feliz toda su vida", proclamó Rajoy.