Ciudadanos aspiraba a consolidar los 40 escaños de diciembre y a tocar poder para forzar --el cambio--, pero ha caído hasta los 32, cifra con la que no suma ni con el PP ni con el PSOE para servirles de muleta y poder formar una mayoría estable en el Congreso de los Diputados.

El partido naranja se podrá encuadrar en alguno de los pactos a varias bandas que se plantearán en las próximas horas, aunque la alianza en el flanco derecho se le hará cuesta arriba a Albert Rivera. El presidente de Ciudadanos ha reclamado en numerosas ocasiones la cabeza de Mariano Rajoy para apoyar a los populares al frente del próximo Gobierno, una petición muy difícil de plantear ahora, cuando el PP ha crecido de 123 a 137 escaños. Rivera compareció a medianoche en la sede en Madrid y no aceptó preguntas. No quiso responder la que se esperaba: ¿mantiene el veto a Rajoy con estos resultados sobre la mesa?

En su intervención, el líder de Ciudadanos no mencionó esa condición directamente, aunque sí insistió en su mensaje en contra de "anteponer los sillones a los españoles", una frase con la que durante la campaña acompañaba los argumentos para vetar al presidente en funciones. Rivera aseguró ante un centenar de militantes que está dispuesto a sentarse este mismo lunes en una mesa con el PP y el PSOE para "intentar formar Gobierno". "Con una sola condición: no podemos poner los sillones por delante de los españoles. Si vamos a hablar de educación, justicia, autónomos, funcionarios... estará Ciudadanos, pero si la condición son los sillones, Ciudadanos estará esperando en la oposición y hará un control duro al futuro Gobierno de España", declaró. Rajoy, según ha repetido durante los últimos 14 días, no tiene las manos "limpias" ni "libres" para poder coger el timón de España los próximos cuatro años.

LA FUGA DEL VOTO UTIL En los primeros análisis hechos anoche en la sede del partido naranja, miembros de la dirección atribuyeron parte de su caída al mensaje del miedo agitado por Rajoy por el posible ascenso de Podemos. El llamado voto útil, que Rivera reivindicaba para lograr regenerar la política española, se ha refugiado tras las siglas del PP. El brexit , la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pudo rematar esa estrategia el viernes.

El jefe de campaña, José Manuel Villegas, el primero que salió a dar la cara este domingo por la tarde cuando solo se conocían los sondeos a pie de urna, volvió a denunciar la para ellos injusta ley electoral. Esta norma beneficia a los dos partidos más votados y perjudica a los pequeños, a los que les hace imposible alcanzar diputados en las provincias que solo reparten tres escaños y lo hace muy complicado en las de cinco. Esta ley y la baja participación se han conjurado en contra de Ciudadanos, que en diciembre convirtió el 13,94% de las papeletas logradas en 40 diputados y, este domingo, el 13,04% en solo 32. "Lo primero que vamos a hacer es devolver la igualdad y la dignidad a los españoles y tener una ley electoral en la que todos los votantes valgan igual", clamó anoche Rivera. Eso si acaba siendo relevante. La solución, dentro de unas semanas.

Alrededor de doscientos simpatizantes de Ciudadanos aguardaron frente a la sede del partido la comparecencia de su líder, Albert Rivera, en una noche electoral "algo triste", según reconocen, pero convencidos de que "esta vez sí" se podrá formar Gobierno. Los seguidores fueron reuniéndose en torno a la sede nacional del partido en la madrileña calle Alcalá, donde compareció Albert Rivera para evaluar los resultados de las elecciones, que han dejado a Ciudadanos como cuarta fuerza parlamentaria, aunque ha perdido ocho escaños.

Reconocían que esperaban, tal y como pronosticaban las encuestas, que el partido naranja hubiese obtenido "al menos" los mismos resultados que en las elecciones del 20 de diciembre y creen que el "voto del miedo ha ganado esta noche". Aun así, se muestraron "positivos y expectantes" y esperabann que "esta vez sí" se pueda formar gobierno. Los simpatizantes naranjas siguieron la comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en la que dio cuenta del escrutinio. Aaplaudieron con fuerza los 32 escaños de Ciudadanos y abuchearon el resultado de Podemos.