El martes, cuando ocupe su nuevo despacho en el Ministerio del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba desempeñará un paquete de atribuciones más amplio que su predecesor, José Antonio Alonso. Junto a la seguridad ciudadana y a la dirección de la lucha antiterrorista, Rubalcaba tiene el encargo del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de asumir la interlocución directa con los grupos parlamentarios sobre el proceso que debe desembocar en la disolución de ETA, según informaron ayer fuentes de la Moncloa.

Tras el paréntesis de Semana Santa, Zapatero retomará con el PNV e IU-ICV la ronda de contactos para informar a los portavoces parlamentarios sobre el alto el fuego de ETA y sus consecuencias. Pero, al margen de estos encuentros, será Rubalcaba quien pilote el diálogo con las fuerzas políticas para forjar el consenso sobre el proceso de paz. De hecho, ya ha jugado ese papel como portavoz socialista en el Congreso, aunque de forma forzosamente discreta por carecer del rango ministerial y de la información reservada sobre ETA de los que ahora dispondrá.

ACUERDO DE PRINCIPIO A FIN La búsqueda del apoyo unánime del Congreso al diálogo con ETA, una vez verificado el cese de actividades de la banda, es sólo una de las instrucciones que Rubalcaba ha recibido de Zapatero.

El presidente, según fuentes oficiales, quiere que el titular de Interior consensúe con los grupos todos los pasos a dar ante la negociación con ETA: desde gestos de distensión como un eventual acercamiento de presos hasta la aplicación de medidas de reinserción si se diera el abandono definitivo de las armas.

No será misión sencilla la de afianzar el apoyo del PP al proceso de paz, a tenor de su reacción tras el ajuste de Gobierno. Después de que el viernes Mariano Rajoy denunciara que Rubalcaba tiene "muchos puntos oscuros", ayer su número dos, Angel Acebes, definió al nuevo ministro como "la cara del mal", y acusó al presidente de "poner a la zorra a vigilar a las gallinas".

Al Ejecutivo le inquietan estas salidas de tono del PP, al que juzga "desubicado" ante el gesto de autoridad de Zapatero de cesar al crítico José Bono y llevar a Interior a quien con más contundencia ha atacado al equipo de Rajoy en el hemiciclo.

ESTRATEGIA Rubalcaba se propone disipar las suspicacias que despierta en el PP con un instrumento que se conoce al dedillo: el pacto antiterrorista PSOE-PP, del que ha sido artífice y gestor. Como ministro del Interior, además, convocará la reunión de la comisión de seguimiento del pacto anti-ETA previa al pleno del Congreso que autorizará el diálogo con la banda. Rubalcaba será también la voz del Ejecutivo en el proceso de paz, en coordinación con la portavoz oficial, Teresa Fernández de la Vega.