El PSOE no está dispuesto a que Pablo Iglesias le arrebate la bandera de la socialdemocracia y trata de defender una identidad que considera propia. Los líderes del partido han puesto en marcha un discurso en dos direcciones. Por una parte, el mensaje en positivo, en el que reivindican los logros de los dirigentes históricos socialistas desde la transición hasta el 26-J y los derechos sociales conquistados en educación, sanidad e igualdad. En otro carril, los ataques a Pablo Iglesias, confirmado por las encuestas como el adversario de máximo peligro.

Desde la fiesta de la rosa en Durango, Pedro Sánchez apeló ayer a sus votantes para que pongan en valor la trayectoria del partido y sean conscientes de la seguridad que aporta ese historial. Reivindicó al PSOE como "un valor seguro" frente al líder de Unidos Podemos, a quien volvió a afear que no le hubiese apoyado en su investidura fallida y le exigiese la vicepresidencia a cambio sus votos. Frente a los sondeos, se comprometió a echar el resto "calle a calle, plaza a plaza, voto a voto". "Vamos a pedir el voto no por miedo, ni por rencor, ni por revancha, sino por la ilusión de ser un país mejor", defendió.

Buena dosis de veneno dialéctico la inyectó el exlendakari Patxi López, que acusó a los podemistas de mentir y de cambiar de etiquetas con un fin electoralista. "No nos vamos a dejar engañar por aquel que cambia de ideología como quien cambia de camisa para decirnos que es socialdemócrata. No es verdad. Pablo Iglesias no quiere acabar con Rajoy, quiere destruir al PSOE", espetó en el mitin de Durango.