Apenas una semana después del debate en el Congreso sobre la situación de indefensión que sufre la flota atunera vasca que faena en aguas del océano Indico, un grupo de piratas somalís secuestró, la madrugada de ayer, el pesquero Alakrana, con 36 tripulantes a bordo. El Gobierno intentó durante todo el día evitar el debate político agitado por la oposición, alegando que ahora la prioridad es liberar a los retenidos.

La ministra de Defensa, Carme Chacón, recibió duras críticas por su "pasividad" y el PNV la responsabilizó del secuestro al asegurar que si el Gobierno hubiera aceptado la iniciativa de embarcar infantes de la marina en los atuneros, como ya hace Francia, "esto no habría pasado".

"Son piratas, son piratas". Estas fueron las últimas palabras que el patrón del Alakrana lanzó por radio. Minutos antes, logró alertar a otro atunero español de que el barco estaba siendo atacado y que esta vez no podrían huir. El pasado 4 de septiembre ya escaparon por los pelos. Las malas condiciones meteorológicas y el hecho de que las redes ya estuvieran embarcadas jugaron en su contra. Las redes pesan más de 100 toneladas desplegadas en el agua, como estaban ayer, y así es imposible maniobrar con velocidad.

PRONTA JUBILACION Al mediodía, el patrón, el gallego Ricardo Blach, envió un e-mail al armador vasco propietario del buque, Echebastar Fleet, en el que aseguraba que toda la tripulación se encontraba "en buen estado" pero pedía que no contestara el correo, según explicó su hija Cristina. La tripulación llevaba dos meses embarcada y le quedaba un tercero. El patrón, pescador desde los 12 años, empezaba a barajar la idea de jubilarse por la complicada situación que se vive en la zona, según contó su hija. "Ahora, en cuanto regrese, se acabó. En esas condiciones no se puede trabajar", añadió.

Tras la alerta por radio, dos aviones de vigilancia que participan en la misión Atalanta para dar seguridad a las embarcaciones que faenan frente a las costas somalís consiguieron sobrevolar el Alakrana. A las nueve de la mañana, el avión español patrulla marítima P-3 Orión fotografió la cubierta, en la que se identificaban con claridad a dos hombres armados con subfusiles. El pesquero navega en dirección a la costa y arrastra a la embarcación en la que han llegado los piratas, un esquife con 15 bidones de combustible.

Tras la confirmación del secuestro, Defensa ordenó a la fragata española Canarias que navegara a toda velocidad al encuentro del Alakrana. Una travesía de más de 36 horas, por lo que hasta la tarde de hoy no esta prevista su llegada. Por la mañana, el recién nombrado comandante del mando de Operaciones, el general Domínguez Buj, aseguró que en el momento del secuestro el pesquero faenaba a 800 millas del centro de la zona de seguridad del Indico que está bajo vigilancia militar y en la que los atuneros se han comprometido a trabajar. "Claro que pueden pescar donde quieran, pero bajo su responsabilidad", advirtió el general. Barcos y aviones de la operación Atalanta controlan las evoluciones del pesquero, que en el momento de ser secuestrado no contaba con la vigilancia habitual por encontrarse "muy lejos" de la costa de Somalia, según explicó el comandante John Harbour. Ayer el armador del buque, viajó a Nairobi, donde ha sido recibido por el embajador de España en Kenia.