El nuevo ponente de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto catalán, Guillermo Jiménez, ya ha terminado los deberes y ha elaborado otro borrador que aún no ha repartido al resto de sus colegas. Por ello, todavía se desconoce la fecha en la que este sexto documento será sometido a deliberación y votación y las adhesiones que concitará, aunque la primera impresión es que tendrá un apoyo aún más frágil que la última propuesta, rechazada por seis votos a cuatro. Fuentes conservadoras apuntaron ayer que esperan que la sentencia definitiva sobre la Carta catalana se dé a conocer antes del verano.

Fuentes del alto tribunal confirmaron también que Jiménez, vicepresidente del alto tribunal, ha cumplido diligentemente el mandato que recibió del pleno y ha terminado un nuevo borrador que básicamente recoge el texto anterior, de Elisa Pérez Vera, e incluye algunas exigencias de los magistrados Manuel Aragón y Ramón Rodríguez Arribas. El primero reclamó sin éxito que el texto derrotado incluyera en la parte dispositiva su opinión sobre el concepto de nación y el uso de símbolos nacionales en Cataluña. Ahora parece que lo ha logrado, pero lo más probable es que esta inclusión haga inviable que el bloque progresista --integrado por cuatro jueces-- le dé su apoyo. Por ello, Jiménez ha buscado otro aliado, Rodríguez Arribas, que ya propuso hasta seis borradores de fallo y que es partidario de anular más artículos de la Carta catalana que los del quinto borrador.

SECTOR DURO A pesar del previsible endurecimiento del nuevo texto, los apoyos con los que cuenta son más inestables que los del anterior. De hecho, es bastante difícil que satisfaga a los jueces conservadores Jorge Rodríguez Zapata, Javier Delgado y Vicente Conde, que quieren dinamitar el Estatut. A estas posiciones hay que sumar la situación de degradación que se vive dentro de esta sede judicial. Las relaciones entre los magistrados que integran los dos bloques están muy deterioradas.

Mientras tanto, el Gobierno y los partidos políticos esperan con ansiedad cualquier movimiento en el seno del tribunal. El Ejecutivo teme que pueda someterse a votación, en breve, un proyecto de sentencia que proponga recortes difíciles de digerir por la sociedad catalana.

Los conservadores, sin embargo, están especialmente interesados en que el borrador de Jimé- nez salga adelante, pues tiene muchísima prisa por que se dé a luz un fallo. "¡Por favor, sentencia ya, que llevamos cuatro años!", bromeaba ayer Federico Trillo, el responsable de la estrategia jurídica del partido que lidera Mariano Rajoy. Y de la actuación de Casas, la presidenta del TC, ¿qué opina?, se le preguntó. "No me provoquen, que no quiero criticar y ella es mi debilidad...". Así está el patio.