Menos de 24 horas tardaron el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y la portavoz del Govern, Meritxell Budó, en elevar el precio de la mesa negociadora con el Estado. Torra hizo suya una resolución de JxCat que aprobó el Parlament el jueves para pedir que en la mesa de diálogo con el Gobierno se siente, también, un mediador internacional. Budó insistió en que los presos independentistas y el expresident Carles Puigdemont tengan un papel en el ente negociador. ERC, por su parte, mantuvo también ayer el perfil bajo mostrado mientras Pedro Sánchez estuvo en Barcelona. Un paso al lado que no esconde el alto grado de satisfacción republicano por cómo se han desarrollado las cosas.

De nuevo el mediador. La figura que dio al traste con la negociación iniciada en diciembre del 2018 reaparece con fuerza. El jueves, JxCat aprobó, con el apoyo de ERC, la CUP y la abstención de los comuns, un texto argumentando que «a raíz de los antecedentes y con la misión de dar garantías al diálogo y velar por el cumplimiento de los acuerdos, se requiere mediación internacional». Esquerra reclamó que esta no sea una condición que bloquee el inicio de la negociación. Todo ello hace dudar del cumplimiento de la promesa de ambos presidentes respecto a celebrar la primera reunión de la mesa negociadora este mes. Antes Torra reunirá a partidos y entidades y a los equipos técnicos.