José Luis Rodríguez Zapatero considera que afirmar que "España vive el mejor momento de su historia contemporánea" no es una osadía, sino una realidad respaldada por "datos y argumentos". Una realidad fundamentada en 12 años consecutivos de crecimiento económico, 11 trimestres ininterrumpidos haciéndolo por encima del 3% y una coyuntura como la actual, cuando la actividad registra una tasa superior al 3,8%. De seguir a este ritmo, la renta per cápita del país pronto superará a la de Italia y en la próxima década se pondrá al mismo nivel que la registrada en Alemania. Zapatero presentó este optimista panorama en el foro de opinión Tribuna Barcelona, que organiza El Periódico de Catalunya y que ayer celebró su sesión número 300.

A juicio de Zapatero, España se ha convertido en uno de los lugares más atractivos del mundo. "En el ámbito de la OCDE, somos el quinto país en inversión extranjera, el primero en atracción de trabajadores y el segundo en número de turistas".

A pesar del tono marcadamente optimista de su discurso, Zapatero quiso dejar claro que no se atribuía los méritos de la buena marcha de las cosas. El éxito de la empresa responde a los esfuerzos de todos los gobiernos democráticos y, sobre todo, al dinamismo y la contribución de las generaciones de españoles que aplicaron "un alto nivel de consenso sobre las decisiones fundamentales en el orden político, económico y social".

MENOS DIFERENCIAS Como si estuviera dirigiéndose a la dirección de la CEOE y a la Conferencia Episcopal Española, preocupadas por la integridad territorial, Zapatero subrayó que la buena marcha de la economía ha situado a la población activa en casi 20 millones de personas, un récord histórico que ha generado mucho progreso. "Nunca ha habido tanta cohesión territorial real. Hoy son más reducidas que nunca las distancias de bienestar existente entre las distintas comunidades autónomas".

TASAS ECONOMICAS Esa evolución tan positiva se refleja en los índices clásicos con los que se mide la economía --la tasa de actividad, de paro, un superávit que ya supera el 1% del PIB, reducción de la deuda pública--, pero también se puede apreciar en cuestiones más tangibles, como el hecho de que España se haya transformado en una sociedad capaz de integrar. "En una década, hemos multiplicado por ocho el número de extranjeros que viven con nosotros, que hoy suponen casi uno de cada 10 habitantes", subrayó.

La modernización a que lleva el progreso económico, recordó Zapatero, se refleja igualmente en datos como la esperanza de vida, que hoy está en 80 años. O en el acceso a la educación: solo el 8% de los hijos de padres con estudios primarios o inferiores se han mantenido en el mismo nivel que sus progenitores, mientras que el 37% han alcanzado la universidad; en los últimos 25 años el número de titulados universitarios --5,5 millones-- se ha multiplicado por cinco. Todo ello anima al presidente a afirmar que "somos un país de oportunidades".

En fin, un panorama suficientemente favorable como para abordar los retos de futuro --reformas en profundidad-- con el optimismo que caracteriza a Zapatero. Entre esos objetivos, citó la mejora de la competitividad económica, aumento de la estabilidad en el empleo, la igualdad de la mujer, protección de la dependencia, cuidado del medio ambiente y hábitos de vida protectores de la salud.

Con más cautela se refirió al objetivo de lograr el fin del terrorismo de ETA. Indicó que el intento de lograr la paz en Euskadi es "difícil y exige coraje, precaución y un irrenunciable compromiso democrático". Y reclamó el apoyo de todas las fuerzas, a las que pidió, en velada pero evidente alusión al PP, que prescindan "de toda tentación partidista y visión a corto plazo".

PRESENCIA INTERNACIONAL En otro plano, Zapatero se felicitó porque España tiene hoy "voz propia, respetada y autónoma en todos los organismos internacionales". Citó su iniciativa de la Alianza de Civilizaciones, abogó por la paz --"la fuerza más poderosa", dijo-- como motor de la convivencia, las libertades, el desarrollo social y el entendimiento entre las culturas.

El jefe del Ejecutivo reiteró su demanda de un "compromiso urgente" para hallar vías de solución al conflicto de Oriente Próximo. En este sentido, reclamó a la UE "más capacidad de iniciativa, más audacia, más confianza en sí misma y más conciencia del papel decisivo que Europa debe tener en un nuevo equilibrio mundial".