El suspense durará, al menos, hasta la próxima semana. En su encuentro de ayer con José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, se ajustó al guión fijado y se convirtió en el negativo de Artur Mas, pues salió de la Moncloa sin foto oficial ni pacto sobre el Estatuto catalán. Dolido por el trato que el presidente ha dispensado al líder de CiU, e insatisfecho con las rebajas estatutarias pactadas entre ambos, Carod sólo alcanzó un compromiso con Zapatero: darse una prórroga de una semana para intentar salvar el acuerdo.

Junto al secretario general de ERC, Joan Puigcercós, Carod se negó a posar ante las cámaras y a comparecer ante la prensa tras cuatro horas de reunión con Zapatero, a cuyo tramo final se sumó Alfredo Pérez Rubalcaba. Tras las esperadas quejas de Esquerra por el trato que Zapatero dispensó a Mas el pasado sábado, los cuatro intentaron explorar la posibilidades de mejorar el modelo de financiación pactado entre PSOE y CiU. Se centra en cuatro puntos: la cesta de tributos que gestionará la Generalitat de Cataluña, su papel en la aún incierta agencia tributaria consorciada, la porción que le corresponderá del fondo de suficiencia y la concreción del compromiso de inversión del Estado en la comunidad.

Encallados estos puntos, ERC exige garantías de que el control de aeropuertos y puertos quedará en manos de la Generalitat, y un compromiso claro sobre el rescate de los peajes de Cataluña. Son, acaso, las únicas contrapartidas emblemáticas que podrían impulsarla a dar el sí.

Puigcercós anunció anoche que persisten "diferencias abismales" entre el sistema financiero aprobado por el Parlamento catalán y el esbozado por Zapatero y Mas. Se dolió de la "lealtad no correspondida" por parte del presidente con "la precipitación por cerrar un acuerdo con CiU".

La cúpula republicana aseguraba anoche en privado que Zapatero se resiste a mejorar su oferta financiera porque "se siente muy cómodo con la propuesta aceptada por CiU", pues el PSOE tolera mejor cualquier compromiso con la federación que los acuerdos con una fuerza independentista como ERC.

Pocas horas antes de que Carod y Puigcercós entraran en la Moncloa, el consejero de Relaciones Institucionales de la Generalitat de Cataluña, Joan Saura, animó al PSOE y al Gobierno a agotar esfuerzos para sumar a ERC al acuerdo estatutario, porque a su juicio "el Estatut debería regresar a Cataluña con el mismo porcentaje de apoyo que obtuvo en el Parlament". Es lo que sostuvo Saura ante Zapatero en la reunión en la que quedó sellado el apoyo de ICV al texto.

NUEVO FRENTE Una vez que el Estatut parece encarrilado, Pasqual Maragall abrió ayer un nuevo frente de debate al recordar la conveniencia de reformar la Constitución. El presidente de la Generalitat de Cataluña proclamó que es necesario cambiar el artículo 2 de la Carta Magna para distinguir entre nacionalidades históricas, que "probablemente" se llamarían naciones, y el resto de comunidades.