El presidente del PP, Mariano Rajoy, volvió a llevar ayer al control parlamentario del Gobierno la lucha antiterrorista. Pero José Luis Rodríguez Zapatero se negó a "confrontar políticamente" con él sobre esa cuestión, a pesar de que el líder del PP volvió a acusarle de no ilegalizar al Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, en euskera) y a insinuar que negocia con ETA.

Zapatero insistió en que cumple los principios del pacto, pero Rajoy le responsabilizó "de lo que haga EHAK en el Parlamento vasco durante los próximos cuatro años". "La ley está por encima de sus conveniencias, su cálculo electoral, y de cualquier cosa que esté usted haciendo", espetó Rajoy a Zapatero, en clara alusión a las presuntas negociaciones con ETA.

Zapatero consideró "lamentable" que Rajoy persevere en levantar sospechas sobre la política antiterrorista del Gobierno y le preguntó por qué no instó a ilegalizar a EHAK si cree que hay pruebas. Rajoy dijo que la "iniciativa para aplicar la ley de partidos corresponde al Gobierno".

Pero la verdadera bronca llegó después. En el turno de control a la vicepresidenta, el PP protestó ruidosamente cuando María Teresa Fernández de la Vega definió a Zapatero como el presidente "que más apoyo ha tenido en la historia de este país". El presidente del Congreso, Manuel Marín, trató de cortar en seco la indignación del PP. Especialmente la de Federico Trillo, al que llamó al orden dos veces. Cuando éste intentó protestar, Marín le dijo: "Siéntese y respete este Parlamento o suspendo la sesión". Eduardo Zaplana esgrimió luego el reglamento para exigir a Marín que "deje de amedrentar a los diputados del PP".