El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiso calmar ayer los ánimos alterados a causa del nuevo modelo de financiación y rebajar la tensión ante el difícil otoño que le espera. Ocupado en la crisis económica, Zapatero aseguró que Cataluña "tiene razones para exigir una nueva financiación". Se refirió al Estatut, porque el Gobierno contrajo un compromiso para cumplirlo, pero ahondó en que todas las comunidades han aumentado mucho su población y la "presión" ha sido enorme en educación y sanidad. Zapatero, así, se mostró convencido de que se llegará a un acuerdo con todas las autonomías.

Esas afirmaciones de Zapatero en una entrevista en Tele 5, después de que el vicepresidente Pedro Solbes excitase las pasiones en su comparecencia del jueves en el Congreso, han sido bien recibidas por el PSC. Pero los socialistas catalanes no piden exactamente eso. El viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, quiere que Zapatero se anticipe y que busque primero una aproximación al modelo de financiación que fija el Estatut y lo explique al resto de comunidades. Le reclamó que no espere a llegar a un acuerdo en el último instante que deje la sensación en la opinión pública española de que ha "cedido" ante los catalanes.

La ejecutiva socialista de ayer sirvió para reconducir la situación, aunque en ese órgano no se resolverá el problema. Lo dejó claro el vicesecretario general, José Blanco, al descartar una reunión del consejo territorial para lograr un acuerdo.

El desencuentro entre PSOE y PSC fue aprovechado por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que dijo que los socialistas representan a "los extremos más radicales del nacionalismo y de la izquierda".

Por su parte, Mariano Rajoy, reiteró su propuesta de lograr un acuerdo de financiación por unanimidad. Apoyó "corregir" el actual modelo y reprobó que el Gobierno haya decidido cambiarlo "sin alternativa".