Alrededor de 300.000 emigrantes extremeños podrían regresar a vivir a la región en la próxima década, ya sea de manera definitiva o por temporadas, una cifra que supone poco menos de la mitad de los nacidos en esta comunidad autónoma pero que viven fuera de ella.

Así se desprende de las conclusiones del estudio sociológico de la emigración extremeña elaborado por el Grupo de Investigación de Estudios Sociales y Territoriales de la Universidad de Extremadura, por encargo del Gobierno regional, y que analiza tanto la emigración que la región sufrió en los años 60 y 70, como el retorno que registra en la actualidad.

Las conclusiones de este estudio fueron presentadas ayer, a petición propia, en la Comisión de Cooperación Internacional, Comunicación y Consumo de la Asamblea de Extremadura por parte de la vicepresidenta Primera y portavoz de la Junta de Extremadura, Dolores Pallero, quien valoró como una "oportunidad" las previsiones de retorno de miles de emigrantes extremeños en los próximos años.

En su intervención, Pallero apuntó que la emigración extremeña fue una "auténtica sangría" en los años 60 y 70, ya que fueron 600.000 las personas que abandonaron la región "en busca de un futuro mejor". Unas personas que, según el perfil que muestra el estudio, eran en su mayor parte mujeres, de entre 17 y 32 años, cuya estancia en el lugar de acogida se dilató por espacio de 33 años como media.

El estudio indica además que el motivo por el que los extremeños emigraban principalmente era laboral, "tuvieron que irse por necesidad", apuntó Pallero. En cuanto a los lugares elegidos para asentarse, destaca Madrid, con 240.000 extremeños; Barcelona, con 125.000, y el País Vasco, con 66.000 extremeños.

Los datos revelan que en la actualidad, unos 616.000 nacidos en Extremadura viven fuera de la región, lo que supone un 40% del total. Una cifra que en el caso de la media nacional se reduce al 18% de personas que, nacidas en una región, viven en otra.