Los cambios en la regulación de las empleadas de hogar no cumplen las expectativas. Cuatro años después, la afiliación a la Seguridad Social permanece estancada en el umbral de las 5.000 cotizantes, las trabajadoras siguen soportando en muchos casos condiciones precarias y no se ha avanzado en cuestiones como la protección por desempleo o la extinción de los contratos. "El sector sigue siendo un refugio para la economía sumergida", afirma María José Ladera, secretaria de Igualdad, Política Social y Salud Laboral de UGT. Según los cálculos de este sindicato, el 50% de las personas que trabajan como empleados de hogar en Extremadura, en su gran mayoría mujeres, no están en la actualidad dadas de alta. Un fenómeno que además ha crecido con la crisis.

Precisamente para hacer aflorar el empleo sumergido y en base al 189 Convenio sobre el Trabajo Decente para los Trabajadores Domésticos que promovió la Organización Internacional del Trabajo, en el año 2012 en España se llevó a cabo la integración del Sistema Especial de Empleados de Hogar en el Régimen General de la Seguridad Social. Este cambio obligaba a todas las personas que contaran con empleada de hogar, independientemente de las horas que trabajara, a darla de alta en la Seguridad Social en los seis primeros meses del año y pagar las cotizaciones correspondientes --antes era la propia trabajadora la que podía darse de alta para varios empleadores--. A la empleada se le reconocía asistencia sanitaria, maternidad y accidente, baja laboral, jubilación y fallecimiento. También 30 días de vacaciones pagadas, festivos y dos pagas extraordinarias. En un primer momento la valoración de los sindicatos no podía ser más que positiva, pues el traspaso permitió recuperar las cifras de afiliación en el sector, que caían en picado debido a la crisis económica.

LOS DATOS Según los datos facilitados por UGT, a cierre de 2012 eran 5.322 las personas dadas de alta como empleadas de hogar, frente a las 2.350 con las que se cerró el año anterior. La cifra siguió creciendo durante los meses siguientes hasta alcanzar en el 2013 el récord de los 5.500 afiliados, pero después se estancó e incluso en relación a junio de 2016 ya se acusa un descenso de 172 inscritos, hasta los 5.328. Según los cálculos de UGT, alrededor del 50% de las empleadas de hogar siguen trabajando en negro en la región. "En 2012 pensábamos que iba a haber un avance, pero hoy en día constatamos que sigue siendo uno de los sectores más precarios y con menos derechos", indica Ladera.

En este sentido, la secretaria de Igualdad, Política Social y Salud Laboral del sindicato recuerda, por ejemplo, que estas trabajadoras no pueden cobrar desempleo. Según explica, esta era una de las cuestiones que, tras el cambio en la regulación, el Gobierno central se comprometió a abordar con los agentes sociales, pero cuatro años después nada se ha hecho al respecto, al igual que ocurre en las extinciones de contrato, pues en la actualidad basta con que el empleador argumente que ya no necesita a la trabajadora para que su relación contractual termine.