Arqueología clásica en tierra de referencia en este campo. La reina Sofía presidió ayer la inauguración del XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica, en el que participan unos 600 especialistas y que se celebra cada cinco años en diferentes sedes. En este caso, coincide con el 175 aniversario del Museo Nacional de Arte Romano, cuyo director y presidente del encuentro, José María Alvarez, destaca que se trata de una cita "clásica", pero "desde el ahora", es decir, que serán centrales temas como las nuevas tecnologías y el empleo, aparte de "la relación entre el centro y la periferia en el mundo clásico", como se titula. El presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, aprovechó su discurso para anunciar que el teatro romano de Medellín se abrirá al público el próximo verano, lo que fue luego celebrado por el alcalde del municipio pacense.

El congreso, que se celebra hasta el próximo viernes, tiene como uno de los principales ejes el análisis del impacto de las nuevas tecnologías en la arqueología, que está contribuyendo a "revolucionar", según el responsable de la conferencia inaugural y reconocido arqueólogo Walter Trillmich, director emérito del Instituto Alemán de Arqueología Clásica. El fue el encargado de reflexionar sobre la evolución de la arqueología en los últimos 20 años, desde que se celebró la anterior convención de este tipo en España (concretamente en Tarragona) y apuntó hacia la generalización del uso de la tecnología como una de las principales novedades.

VENTAJAS Y RIESGOS "Las nuevas herramientas hacen posibles cosas que antes eran muy difíciles, por ejemplo, instrumentos tipo GPS o satélites permiten ver cosas que a simple vista no es posible apreciar", explica. Aunque advierte de que también hay riesgos, como la pérdida de las fuentes primarias: "Es muy fácil encontrar traducciones del latín o el griego en internet, pero nadie nos garantiza que sean correctas", ejemplifica.

En la misma línea se pronuncia Alvarez, que también se refiere a la preocupación por el empleo y la crisis. Al respecto, Trillmich intenta mostrarse optimista --"siempre lo hemos tenido difícil, pero salimos adelante", manifiesta sobre la situación de la arqueología--, pero admite que los recortes en investigación les afectan muy negativamente. Especialmente, en un momento en que considera fundamental dar paso a esas nuevas generaciones más familiarizadas con las cada vez más indispensables nuevas tecnologías. El arqueólogo alemán recuerda que los resultados de la arqueología no producen ni dan dinero directamente, por lo que es más difícil que se apueste económicamente por ellos.

El presidente extremeño, José Antonio Monago, sí se mostró