Apenas 24 horas después de su toma de posesión como presidente de la Audiencia Nacional Angel Juanes nos recibe en su despacho de la calle Génova, en Madrid. Han pasado casi 6 años desde que dejara Extremadura, comunidad en la que durante una década fue presidente del Tribunal Superior de Justicia, y la cercanía y amabilidad que en ella se le apreciaron siguen siendo sus principales rasgos.

Su despacho, amplio y luminoso, aparece ordenado, sin signos de esa labor desenfrenada que suele observarse en la mesa de un magistrado, algo lógico si se tiene en cuenta que aún no se ha adentrado en sus nuevas responsabilidades. Mientras, en el rostro de Angel Juanes se aprecian signos de cansancio, un cansancio que él mismo reconoce real, aunque más psicológico que físico. "Todo cambio siempre cuesta, y adaptarme a las nuevas circunstancias y a un puesto de tanta responsabilidad como este me ha producido, lógicamente, un cierto cansancio, más que físico, psicológico". Además, añade, "he estado en la Sala del Supremo deliberando hasta el último momento y todo ello provoca, por responsabilidad, tensión hasta el final".

-- Trabajando hasta el último momento en el Supremo y decidido a adentrase de inmediato en el trabajo de la Audiencia. ¿Cómo ve el cambio de la Sala de lo Militar del Supremo, que puede tratar asuntos muy lejanos, incluso de la época del franquismo, a la Audiencia Nacional, donde los temas son de plena actualidad?

-- En primer lugar hay que matizar que la función del presidente de la Audiencia Nacional no es una labor jurisdiccional como tal, sino de gestión, lo que son cuestiones relativas a la organización y funcionamiento. No obstante, conociendo la materia, hay que reconocer que nada tiene que ver la Sala Quinta, ni ninguna Sala del Supremo, con lo que son las funciones del presidente de la Audiencia Nacional.

Lo fundamental y la esencia es que es una función de gestión. Por lo tanto, en ese sentido, no puedo percibir ningún cambio de materia porque realmente no realizo funciones jurisdiccionales, lo que no significa que la ley no lo permita, sino solo que a día de hoy yo no ejerzo ninguna función jurisdiccional.

-- Pero lo cierto es que en la Audiencia los asuntos tienen una mayor actualidad, tanta que su toma de posesión coincidió con el auto del juez Baltasar Garzón sobre el proceso por las torturas en Guantánamo. ¿Cómo ve esta decisión del juez Garzón?

-- En esto yo no tengo nada que ver. Es una función estrictamente jurisdiccional en la que no entro y que, por tanto, no constituye el objeto de mi trabajo. Ni conozco ni resuelvo sobre ello.

-- Y el hecho de que el juez Garzón aspirara a su puesto, ¿podría suponer algún choque o problema?

-- No tiene nada que ver. Los puesto salen, cada magistrado tiene legítimamente su derecho a solicitarlos y nada más. Por lo demás, mi trato con Garzón hasta ahora ha sido absolutamente exquisito y de una cordialidad extrema.

-- Por su parte, ¿qué le hizo optar a la presidencia de la Audiencia, un cargo que usted mismo ha reconocido difícil, complicado e, incluso, no exento de riesgos?.

-- Mi idea de vocación de servicio y considerarlo un proyecto ilusionante. Después de meditarlo mucho y adoptando una decisión que no ha sido en ningún caso fácil, consideré que tendría la oportunidad de contribuir a trabajar en un organismo que me parece clave en el funcionamiento del estado de derecho, y decidí asumir este importante proyecto, vital para mí. Efectivamente tiene, como todo en la vida, riesgos, pero los asumo..., y el tiempo dirá.

-- ¿Le supone algún pesar haber sido elegido por el mínimo?

-- Con independencia del mayor o menor número de votos, el Consejo General del Poder Judicial, así me consta, me ha dado su apoyo, cuento con su respaldo, y esto es muy importante. No obstante, evidentemente que me hubiera gustado salir nominalmente con mayor número de votos, pero... De todas formas, esto lo único que me exige es dar todo lo mejor de mí mismo para que si en otra ocasión llega el momento, que no lo sé, de otro nombramiento, me voten más.

-- ¿Considera el resultado en su elección prueba de esa división, ya endémica, que existe jueces progresistas y conservadores?

-- No. Con independencia del número de votos que se haya dado, cuento con el pleno apoyo, porque así me lo han hecho saber, de todos los sectores. Una vez superada la votación tengo la misma legitimidad con 11 o los votos que sean. En cualquier caso, el número de votos no refleja en este caso concreto, según se me ha transmitido, ningún tipo de división.

-- Y llega a la Audiencia en un momento especialmente complicado, o aquí siempre lo es?

-- Aquí, por razón de la materia, siempre es complicado. A todos nos gustaría pasar más desapercibidos, pero la Audiencia Nacional,