El tiempo volvió a congraciarse ayer con la capital cacereña y permitió la salida de dos cofradías, una de especial cuidado en todos sus detalles, los Ramos, y otra de férrea sobriedad, el Amparo. Las dos hermandades madrugaron para iniciar los preparativos con una confianza firme en que la lluvia no aguaría los desfiles procesionales. Al final se confirmaron sus pronósticos.

Los Ramos comenzó su recorrido al anochecer desde San Juan con Jesús del Perdón , antiguo nazareno rescatado de Granadilla que adoptó una iconografía de ecce homo al suprimirse la cruz. La talla, anónima, procede de la escuela barroca salmantina del siglo XVII y fue restaurada hace dos años por el escultor Antonio Fernández. En el 2004 estrenó una túnica nazarena del taller de las Mercedes, de Sevilla.

El paso salió a hombros de 30 cofrades sobre antiguas andas de nogal de 1949, acompañado de un largo cortejo de hermanos de escolta, penitentes y bandas de los Ramos y del Nazareno. La comitiva avanzó lentamente por el casco viejo, donde el público volvió a llenar el recorrido para presenciar la cuarta procesión cacereña, segunda de esta hermandad. Destacó especialmente la decoración floral del paso, con grandes centros de claveles, liatris, iris, orquídeas y liliums.

A las once de la noche partió desde la ermita del Amparo, situada en la Montaña, uno de los cortejos más recogidos y austeros: el Cristo del Amparo . Rostros encapuchados, juramento de silencio, atuendos negros y morados, sin música, luces ni ornamentación. Por delante, uno de los recorridos más duros de la Pasión cacereña, hacia Concejo, Caleros, adarves y San Mateo.

La cofradía escolta desde 1990 a este Nazareno del siglo XVII traído a Cáceres hace 333 años por el escribano Diego Durán de Figueroa. Los hermanos recogieron ayer hiedra, escoba y romero para ornamentarlo con sencillez, fieles a sus principios. La imagen estrenó una túnica nazarena de terciopelo obra de las monjas de Santa Clara, sin bordados, y una cruz de palo, en su línea de sobriedad y recogimiento. El cortejo llevó una cinta negra en recuerdo de Carlos Guardiola, estrecho colaborador.