Una tarde, aprovechando los últimos estertores del verano Berlinés, me senté sobre el césped de un soleado parque. Quería hacer más llevadera la chinesca tarea de memorizar las interminables listas de verbos alemanes. Estaba luchando por recordar que el 'präteritum' de 'tragen' es 'trug' y no 'trag' ni 'treg', cuando un cartel electoral empezó a distraerme.

Allí podía ver a un político que no se parecía mucho a los habituales de España. Debía de sobrepasar los 70 años pero mantenía un aire juvenil, luciendo una bufanda fina al cuello, una sonrisa de franciscano y solo una palabra que interpreté como su nombre --o al menos un vocablo que no aparecía en mi lista de verbos--: Ströbele . Investigando un poco más, averigüé que se trata de Hans-Christian Ströbele, el candidato del Partido Verde por el distrito berlinés de Friedrichshain-Kreuzberg.

A ESTE hombre le ha dado tiempo a hacer muchas cosas. Nacido en 1939, fue uno de los fundadores del SPD, el partido socialista alemán. Como abogado, llegó a defender en los tiempos de las dos Alemanias a miembros de la RAF, un grupo descrito como una guerrilla urbana anticomunista y anticapitalista. Ultimamente ha salido a la palestra por defender como legítimas las relaciones incestuosas entre adultos. Todo un personaje.

Visto que podía resultar tan interesante, continué con mi pequeña investigación sobre carteles electorales alemanes cada vez que cruzaba la ciudad en bicicleta. Lo primero que descubrí fue que en Alemania hay muchos partidos y todos intentan imprimir una personalidad propia a su campaña. La publicidad de la CDU, por ejemplo, es sobria.

Simplemente muestran a Angela Merkel con una media sonrisa y un gesto que pretende tranquilizar, siempre sobre un fondo neutro. Compensa su sencillez con la posición de sus carteles, puesto que siempre están más altos o son más grandes que los demás. En las fotografías del partido socialista francés, su candidato, Peer Steinbrück , suele aparecer en un leve contrapicado, con un montón de gente de fondo ondeando banderas rojas con las siglas de su agrupación, mientras él les observa con cara de satisfacción.

El Partido Verde, el de Ströbele, ha intentado en sus carteles nacionales ser más imaginativo: en ellos se alternan las caras de sus candidatos con las de niños, vacas e incluso un perro. A diferencia de en España, es un partido con mucha representación, hasta el punto de que algunas encuestas señalan que podría ser el nuevo socio en el gobierno de Merkel, a la que se da por ganadora. Otras predicciones auguran una notable caída de los verdes. Hoy saldremos de dudas.

HASTA AHORA la CDU compartía gobierno con el FDP, el partido liberal que lleva como candidato por mi barrio a un señor con un tupé a lo Tintín , una sonrisa apretada y una pajarita, un complemento que parece rubricar su eslogan, 'Libertad en lugar de prohibiciones'. Se refieren, en realidad, a la desregulación del mercado. Lo curioso es que el Partido Pirata lanza exhortaciones parecidas, aunque con otra intención, con frases como "Libertad para las personas" y con otras no tan 'lockianas' como "Compartir es el nuevo tener". Sus carteles están protagonizados por punkies, hombres que recuerdan a bucaneros, chicos extremadamente jóvenes y otros candidatos con atuendos más clásicos.

Este partido compite en determinados nichos de votos con Die Linke (La Izquierda). Encontré una farola donde habían colocado dos carteles idénticos de su candidato nacional, Gregor Gysi . En uno de ellos, alguien le había pintado un bigotito a lo Hitler --es el complemento más habitual en cuanto a vandalismo 'cartelario' se refiere--. En el otro cartel, habían dibujado una Estrella de David en la despejada frente de Gysi. El contraste resultaba bastante inquietante.

La lista de carteles no termina aquí, pero me quedo sin espacio. Rápidamente, también me crucé con carteles de Alternative für Deutschland, el partido que promulga la salida de Alemania del euro; del Partido Marxista-Leninista con el resucitado Che protagonizando su campaña; del NPD, que desea un 'buen viaje' a árabes y africanos volando sobre una alfombra (en un cartel descubierto por Alberto Doblare de desdeberlin); del REP, que quiere prohibir directamente los minaretes en Alemania...

Tantos y tan variados eslóganes me ayudaron a repasar mi alemán y al final conseguí aprobar el examen. Por suerte, no tuve que utilizar la conjugación del verbo 'tragen' durante la prueba. Veremos cuántos políticos pasan hoy su particular test y si Ströbele añade una línea más a su ya dilatada y peculiar biografía.