Evidentes irregularidades en las actuaciones de Luis Cortés relacionadas con las ayudas europeas al sector del higo seco, como haber cobrado por al menos 160.000 kilos de higos inexistentes, ficticios. Esto es lo que los dos agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil de Madrid que llevaron a cabo la investigación de la intervención en la materia del exdirigente agrario aseguraron ayer en el juicio que detectaron desde un primer momento.

Y todo ello, pusieron asimismo de manifiesto, debido a que los funcionarios de la Junta encargados de controlar el correcto y estricto cumplimiento de la normativa europea que regulaba estas ayudas "actuaron, cuando menos, de forma muy relajada", lo que posibilitó "las irregularidades y el fraude".

La actuación en la causa que posteriormente motivó el primer proceso judicial contra Luis Cortés de los dos agentes, ambos especialistas en asunto de fraudes a las subvenciones europeas, derivó de una denuncia del entonces jefe de Auditoría Interna de la Junta. Este, que sería nombrado posteriormente interventor judicial de la Cooperativa Iniciativa Rural, presentó la denuncia al detectar presuntas irregularidades en la actuación de Cortés en el cobro de las ayudas europeas en la campaña 1998-99, irregularidades y presuntos fraudes que también ratificó ayer en el juicio.

Como ya ha publicado este diario en informaciones anteriores, para ayudar a mantener la renta de los agricultores, la UE facilitó la salida de los excedentes de higos no aptos para el consumo humano fijando unas ayudas para su destino al consumo animal o alcoholeras. Para ello subvencionaba a quien se acreditaba como organismo almacenador. Estos, como tales, comprarían a los agricultores sus excedentes de higos a 103 pesetas el kilo, los transformarían para pienso y los venderían, y por ello recibirían una serie de ayudas europeas.

IRREGULARIDADES Cortés, a través de Sat Horr, sociedad de la que era presidente, se constituyó en organismo almacenador, pero "incumplió los requisitos exigidos en la normativa europea, cometió múltiples irregularidades y defraudó una importante cantidad económica a las ayudas europeas, pues cobró subvenciones por higos inexistentes que dijo vender --los 160.000 kilos antes citados y que "de ninguna forma" se han podido acreditar-- e incluso las recibió por higos que compró y no llegó a pagar, al menos no en su totalidad". Además, expusieron también, cobró a los agricultores gastos que debía cubrir él, como trasporte, pesaje..., en definitiva, "descontó gastos de las 103 pesetas por kilo que tenía que abonar a los agricultores pagándoles menos, cuando este era el precio mínimo y de dicha cantidad no podía descontar nada". No todos los higos que Sat Horr dijo haber intervenido habían existido, "al menos 160.000 kilos de los algo más de 400.000 por los que recibió ayudas eran ficticios, nunca existieron, como se ha podido acreditar por la documentación y declaraciones de agricultores y ganaderos". Gran parte de los higos que vendió "se entregaron sin transformar en pienso animal, cuando era requisito indispensable". En algún caso, "para simular pagos se pedía a proveedores que adelantaran el dinero y una vez acreditados los pagos para recibir la ayuda se devolvía". E incluso "se llegó a incumplir el destino, pues una parte se destinó, se vendió, a alcoholeras sin control".