TCtuando este jueves los 65 diputados del parlamento extremeño ocupen sus escaños, algunas cosas habrán cambiado desde la última vez, a finales de julio. Ya no serán tres grupos, sino cuatro, tras la ruptura de la coalición PSOE-Regionalistas y la creación del nuevo grupo mixto del PREX-CREX, lo que abre sin duda nuevas posibilidades en el tablero político extremeño.

En principio, podemos afirmar que la decisión de los regionalistas perjudica a los socialistas, beneficia al PP y da oxígeno a IU, aunque como dijera Alejandro Nogales , en política "lo único cierto es que todo es incierto". Perjudica al PSOE porque ve dañada su imagen (son los regionalistas los que se van), pierde fuerza, tanta como la de 2 de sus 30 diputados, y con ello, opciones de condicionar al gobierno de Monago. Beneficia al PP porque debilita a los socialistas y les da una opción más de pacto, y da un respiro a IU, que puede dejar de ser "clave" en las votaciones, con el desgaste que eso suponía. Aunque todo es a priori, y dependerá de la estrategia que sigan los dos diputados regionalistas.

Hasta ahora han defendido que la ruptura del pacto con los socialistas era la consecuencia lógica de su decisión de no repetir coalición en 2015, y del monumental cabreo que cogieron con el PSOE tras su bloqueo a la propuesta de rebajar el umbral electoral del 5 al 3%. El PREX-CREX sabe que tiene una oportunidad en las próximas elecciones si se mantiene el retroceso del bipartidismo que muestran las encuestas, pero también es consciente de que para ello es imprescindible darse a conocer.

Y tener grupo propio en un parlamento sin mayorías absolutas y con necesidad de pactos es el mejor escaparate posible: tienen dos diputados que, en las circunstancias actuales, valen su peso en oro para todos, pero especialmente para el gobierno de Monago . Sin ellos, PSOE e IU ya no pueden, como hasta ahora, ponerle "deberes" al ejecutivo, sobre todo en materia social. Y con ellos, Monago podría sacar adelante sus proyectos sin tener que recurrir siempre a Izquierda Unida, con lo que podría insistir en el fin de las ideologías: tan pronto pacta con IU como con los regionalistas, y si no lo hace con el PSOE es porque éstos no quieren...

XAHORA BIEN,x ¿eso quiere decir que Beneyto y Avila se dejarán querer por el PP tras sus 10 años de matrimonio con el PSOE? ¿O que el PP dejará a IU como socio preferente para abrazarse a los regionalistas? ¿O que IU se desentenderá de su papel de árbitro en el hemiciclo? No hay nada cierto, que diría Nogales, pero sí hay indicios de que no habrá tantos cambios, y que, salvo que pasamos de 3 a 4 grupos y portavoces, la situación no variará sustancialmente.

El primero, que los regionalistas mantienen el programa electoral con el que se presentaron en 2011 con el PSOE, lo que en teoría limita su capacidad de movimientos. El segundo, que la ruptura se produce por un simple cálculo electoral, el de llegar bien posicionado a 2015, por lo que no querrán "quemarse" demasiado, es decir, que no apoyarán al partido del gobierno en cuestiones impopulares. Aparecer como la muleta del PP les daría titulares, pero podría terminar en suicidio político.

Y el tercero, que el divorcio con los socialistas ha sido más que amistoso: ni un reproche, ni una crítica, salvo la de la ley electoral, y ni un portazo por ninguno de los dos partidos: se acabó el amor, así que cada uno por su lado. Lo nunca visto.

Lo que sí se ha visto ya es el juego político con 4 grupos en la cámara. Era, de hecho, lo habitual en los 80, con PSOE, AP, PCE y CDS. Años después, se repitió en la IV Legislatura (1995-1999), la del gobierno de Ibarra en minoría, tras la división del grupo de Izquierda Unida. La irrupción de Nueva Izquierda dio aire y, sobre todo, votos a un PSOE que había tenido que pactar con el PP el presupuesto de 1996, y prorrogarlo en 1997 ante las enmiendas a la totalidad de los populares e IU. Ahora la situación es muy distinta. Socialistas e izquierdistas siguen, dos años después, mirándose de reojo y sin construir puentes, y la llegada del PREX-CREX convierte el 3 en raya, con el PP ocupando el centro del tablero, en un 4 en raya en el que a los populares les vale cualquier combinación salvo la del todos contra ellos.

La primera partida importante con este nuevo tablero será la de los Presupuestos de 2014, los últimos que no estarán condicionados por el calendario electoral. Pocos dudan de que no hay dos sin tres y que el PP conseguirá sacarlos adelante. Los de 2015, ya en la larga precampaña, serán otro cantar.