Es una de las titulaciones más demandadas de la Universidad de Extremadura y una de las más nuevas. Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, en Cáceres, atrae a cientos de estudiantes cada año, pero solo hay plaza para 90 y más de 300 se han quedado en lista de espera este curso. Las modernas y completas instalaciones --diseñadas por el arquitecto que construyó el Centro del Alto Rendimiento de Granada e inauguradas en el 2000, aunque la titulación arrancó en el 94-- son un reclamo importante, pero es la motivación la principal razón para cursar su único grado, cuenta el decano, Guillermo Olcina, que llegó desde Albacete en el 96 como alumno. Pisó el decanato con 32 años y tras dos en el cargo, ha sido o es uno de los decanos más jóvenes no solo del campus extremeño, sino también del resto de los campus del país.

Implantado el grado ya en su totalidad, aquí también se imparte el máster universitario de investigación en ciencias jurídicas, especialidad ciencias del deporte y pronto podría sumar dos más. "Estamos pendientes de la aprobación por parte de la Junta de un máster de promoción de la salud a través de la actividad física y otro sobre entrenamiento deportivo que tienen el visto bueno de la Aneca". Estas son dos de las especialidades que ofrecen más salidas laborales para los egresados. "Es la tendencia emergente. Los primeros años se formaban alumnos para ser profesores en los institutos, ahora eso ya está copado y está teniendo más salidas el entrenamiento personal, actividades ligadas con la salud y todavía hay mucho que explotar en la gestión deportiva en el entorno natural", señala Olcina.

Además de la enseñanzas, "una de las cosas más potentes de este centro es la investigación". A pesar de tener un grupo reducido de docentes en relación a otras facultades, cuenta con diez laboratorios docentes de investigación, varios grupos y proyectos europeos en marcha, que sitúan a esta facultad en cuento a calidad y calidad de sus publicaciones en el séptimo puesto entre más de una treintena de centros de este campo --según un ránking de la Universidad de Granada--.

Además de la adaptación de los estudios a Bolonia, a Olcina le ha tocado también lidiar con los recortes. "Este centro es caro de mantener por sus instalaciones, solo la piscina climatizada cuesta 60.000 euros año y tenemos 180.000 de presupuesto, cuyo 65% se va en pagar el consumo energético y el gas", dice el decano. Así, buscan autofinanciarse con el alquiler de sus instalaciones deportivas por las tardes. "Sino sería inviable, aún así ha habido que recortar. Ponemos menos la calefacción, pero la piscina sigue abierta, no tenemos déficit y las reparaciones se hacen". Además del alquiler, el centro están inmerso en un proyecto que podría permitir a los deportistas extremeños utilizar los servicios de laboratorio para analizar y mejorar su rendimiento a cambio de una contraprestación. "Nos serviría para obtener datos para investigación y autofinanciación". Asimismo, la facultad está a la espera de superar un informe nacional que le daría un sello de calidad y pondría la guinda al 20 aniversario que celebra en el 2014.