El via crucis penitencial de Los empalaos, que cada año tiene lugar en la madrugada del Jueves al Viernes Santo en Valverde de la Vera, continúa siendo el acto de la Semana Santa de la zona que más personas congrega.

En la última madrugada, aunque es difícil de calcular, el número de asistentes superó las nueve mil personas, que se acercaron hasta la citada localidad, atraídas por la popularidad alcanzada, incluso más allá de las fronteras nacionales, por la dura forma que tradicionalmente tienen de hacer penitencia los creyentes católicos de este bello pueblo de la zona norte de la provincia de Cáceres.

Anoche la primera luna llena de esta primavera volvió a ser testigo de cómo en Valverde la fe sigue viva en el corazón de los lugareños, constituyendo la mejor prueba de ello el elevado número de hombres que recorrieron las empedradas, y en ciertos tramos empinadas calles, con que cuenta la población, vestidos con enaguas y portando sobre los hombros el madero que les obliga a caminar con los brazos en cruz, sin poder moverlos, durante casi una hora, que es el tiempo que suelen tardar en recorrer las catorce estaciones del via crucis.

COMIENZO A la medianoche en punto, con las calles por donde discurre el via crucis a rebosar de gente, salieron de sus casas los primeros penitentes de la madrugada del Jueves al Viernes Santo valverdano, que de esta escalofriante manera continúa con la tradición secular de empalarse para redimir sus pecados o dar gracias al Altísimo por algún don recibido.

La estampa se repitió una y otra vez, acompañada de las mujeres, que también hacen su particular via crucis descalzas con una cruz a cuestas, hasta poco antes de que cantaran los gallos anunciando la inminente llegada del nuevo día, mientras la luna hacía mutis por el horizonte, como contagiada por el silencio que los penitentes habían impregnado a la noche.