Tres millones de litros del aceite que se usa para lubricar los motores de los vehículos y la maquinaria industrial han sido reciclados en 2018 en Extremadura. Un millón de estos ha retornado al mercado en forma de nuevos lubricantes. Un ejemplo de economía circular, llevado a cabo por Sigaus (Sistema de gestión de aceites usados en España), que ha evitado que el aceite haya acabado contaminando el agua, el aire o la tierra, además de las 5.700 toneladas de CO2 que se ha ahorrado la atmósfera.

Los lubricantes usados contienen sustancias tóxicas y metales. Si no se recicla, el aceite puede causar un impacto negativo en el medio ambiente. Un litro de este lubricante puede contaminar un millón de litros de agua y formar una mancha de 4.000 metros cuadrados sobre el agua, equivalente a un campo de fútbol. Para hacerse una idea, dos litros contaminarían una piscina olímpica. Una vez depositado en ella, forma una película impermeable que puede asfixiar a los seres vivos de ese ecosistema. Si acaba en la tierra, podría perjudicar al propio suelo y a las aguas subterráneas y superficiales alterando la actividad química y biológica de la tierra y, por consecuencia afectar gravemente a su fertilidad.

Si se opta por quemarlo también se produce daño medioambiental pues el aceite quemado origina contaminación en el aire. Con combustión de este líquido se producen gases muy tóxicos, por la presencia de plomo, cloro, fósforo, azufre, etc. Cinco litros quemados en una estufa pueden contaminar un millón de metros cúbicos de aire, que es lo que respira una persona durante tres años.

SEGUNDA VIDA / Una vez recogido en las plantas de tratamiento el aceite usado puede regenerarse, valorizarse energéticamente o reciclarse. Con la regeneración se extrae aceite base para la fabricación de nuevos lubricantes. Los aceites que no pueden ser regenerados se transforman en un combustible industrial similar al fuelóleo mediante lo que se conoce como valorización energética. Por último, a través del reciclado se pueden obtener nuevos productos como betún asfáltico, fertilizantes, pinturas o telas impermeabilizantes.

«Entre todos, debemos seguir avanzando hacia este nuevo modelo de crecimiento, más innovador e inteligente, en el que los residuos que se recogen en las ciudades y en los pueblos de España se convierten en recursos. El camino ya no tiene vuelta atrás», señala Eduardo de Lecea, director general de Sigaus.

EN COMPARACIÓN / La recogida de aceite usado en Extremadura supone menos del 2% total español, según datos proporcionados por Sigaus. Los años donde más toneladas netas se recolectaron fueron 2008 y 2009, cuando la empresa comenzó a realizar el servicio, pero también fue cuando más aceite se vendió. Sin embargo, el año con un coeficiente de generación más alto, es decir, con una mayor proporción de aceite usado recogido, fue 2012, con un 47,7% del aceite industrial total puesto en el mercado.

El año pasado se realizaron 4.229 recogidas de 2.179 productores y 388 municipios extremeños. La zona donde más aceite se recogió fue Badajoz. Los lugares más comunes en producción de aceite usado son los talleres automovilísticos, que constituyen un 65% de los productores. Sin embargo, no son los que más litros generan. La mayor parte viene de las industrias. En 2018, fueron 250 industrias en Extremadura. Pero también se recoge de otras instalaciones relacionadas con la construcción, la agricultura, la hostelería, entre otros. Cada productor del sector industrial genera, de media, 4 veces más aceite usado que un taller.

La empresa Sigaus es una organización sin ánimo de lucro que se financia a través de los fabricantes adheridos. Por cada litro de aceite, 0,054€ van destinados a Sigaus. En una operación de cambio de aceite de un coche, 24 céntimos del precio pagado están financiando su reutilización. Ese presupuesto va destinado especialmente a la recogida de aquellos lugares más alejados de las grandes poblaciones o zonas montañosas donde precisamente existen más reservas naturales que necesitan ser protegidas de este contaminante.