Los gitanos extremeños han pedido a los gobiernos central y autonómico programas específicos que ayuden a acabar con la desigualdad que, aseguran, sufre este colectivo en relación a la sociedad. En este sentido, creen necesario que las administraciones diseñen una normativa que reconozca a esta comunidad minoritaria como pueblo y potencie su cultura y tradiciones.

Estas reivindicaciones surgieron ayer durante la inauguración de las jornadas de análisis y reflexión de las políticas y programas dirigidos a la comunidad gitana de Extremadura, celebradas en Mérida y organizadas por la Consejería de Bienestar Social. Durante el encuentro, el presidente de la Asociación Gitana Emérita Augusta y miembro del Consejo Regional para la Comunidad Gitana, Nicasio Vargas, reclamó a nivel nacional un reconocimiento legal explícito de que son un pueblo y criticó que en Extremadura no haya políticas claras hacia la comunidad gitana, sino "parcheos, en el buen sentido de la palabra". De igual forma Vargas demandó una ley que potencie la cultura gitana.

EL HANDICAP Explicó que la Consejería de Bienestar Social tiene entre sus funciones mejorar la vida de la sociedad marginal o que tiene problemas y "ahí entramos nosotros, pero tenemos el hándicap de tener una cultura muy diferenciada y una escala de valores distinta".

A falta de datos más precisos, Vargas aseguró que el número de gitanos que residen en Extremadura oscila entre 14.000 y 20.000, de los que en la actualidad el 70% están desempleados. La comunidad extremeña es, detrás de Andalucía, la que más población gitana tiene, algo más del 3% del total nacional, que es de 600.000 gitanos --sólo en Andalucía hay unos 300.000--.

En el acto de apertura de las jornadas, que se celebran coincidiendo con la Feria Chica de Mérida, también estuvo presente el diputado regional socialista Francisco Saavedra, primero de etnia gitana que ocupa un escaño en la Asamblea de Extremadura, quien consideró que su pueblo está pasando por momentos muy felices porque van saliendo del "letargo" y porque se sienten "respaldados" por la Junta de Extremadura.

Aseguró que el reto de los gitanos es conseguir que se incorporen al mundo laboral y que los niños terminen el ciclo escolar y tengan acceso a la universidad, para "romper tópicos" que rodean a esta comunidad. A juicio de Saavedra, "el gitano debe ser una esponja, para extraer lo bueno de la cultura paya y aprender a convivir juntos".

La consejera de Bienestar Social, Leonor Flores, que participó en las jornadas, destacó que éstas sirven para exponer "objetivos comunes de dos culturas" y para seguir avanzando en medidas relativas a los problemas que tienen los gitanos, fundamentalmente educación y empleo.

Abogó por trabajar en todos los campos y contar con equipos comunes, porque, incidió, se trata de sumar con la aportación de las dos culturas. Flores manifestó que el gitano cada vez se integra más en la enseñanza media y el instituto, pero reconoció que todavía queda mucho por hacer porque el grado de absentismo es elevado.