El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, abogó ayer por poner en marcha la "sociedad de la imaginación", que definió como un enlace entre la sociedad de la información que ya empezamos a vivir y la del conocimiento que anhelamos, y que deben protagonizar los jóvenes. El jefe del Ejecutivo regional pronunció una conferencia en el Club Siglo XXI de Madrid, donde defendió esta apuesta extremeña capitaneada por el Gabinete de Iniciativa Joven, y avalada hace un mes por el Príncipe de Asturias.

Antes, Ibarra había recogido el premio Libre.org 2005, otorgado por la Fundación Conocimiento Libre al proyecto extremeño de software libre.

En su intervención, que despertó gran interés, el presidente regional expuso el proyecto de la Junta para hacer que la actitud imaginativa y creadora de las personas, y en particular de los jóvenes, sea el nuevo motor de desarrollo de la comunidad extremeña, informe Efe.

Rodríguez Ibarra hizo una descripción de los actuales modelos sociales y económicos que, dijo, "están en crisis". A su juicio, la sociedad actual está alternado los modelos de economía, producción, empresa, sistema financiero, información, privacidad, y de familia.

Ante esta situación, comentó, "la política y la democracia se están quedando anticuadas" y "el modelo de poder que regula el orden actual está seriamente tocado". Además, según el presidente extremeño, "las distancias comienzan a ser irrelevantes" porque, como en internet, en el mundo nuevo "no existen centros ni jerarquías basadas en la distancia", manifestó.

INNOVACION En ese mundo, dijo, es en el que la imaginación, la innovación y la capacidad de crear tienen sentido, porque "ser eficientes ya no es suficiente; lo importante es ser radicalmente diferentes, ser únicos".

Seis factores definen, en opinión de Ibarra, ese nuevo tiempo: formación, inteligencia, osadía, riesgo, diversidad e imaginación, y son los jóvenes quienes mejor los reúnen. La razón esgrimida por el presidente extremeño es que los jóvenes de hoy "son tolerantes, solidarios, abiertos, flexibles a las diferencias culturales, generosos, tan inteligentes como cualquiera, responsables, trabajadores, y con unas ansias enormes de vivir, de soñar, de ser felices", además de no temer al fracaso.

Ibarra propuso, por ello, establecer un "pacto con los jóvenes" por el que éstos ponen "su fuerza, su imaginación, su formación, su osadía y su capacidad", y la sociedad, a través de sus órganos de poder, elimina las trabas que impiden que esos factores puedan desarrollarse y ser útiles.

También abogó por introducir cambios en la educación para sustituir el actual sistema educativo español y europeo, que "es de transmisión de conocimientos, pero para la pasividad" y que se centra demasiado en un concepto obsoleto de titulación académica. Puso como ejemplo que "a los príncipes herederos, se les diseña un currículo universitario que va más allá del corsé que ofrece un título", seleccionando temas de estudio en función de la actividad que va a desarrollar cuando sea rey.

En cualquier caso, señaló que para hacer fructificar esa nueva "sociedad de la imaginación" hace falta "liderazgo y poder", no sólo político sino también financiero e informativo.