Son el equivalente a los medicamentos genéricos de cualquier medicina química solo que en este caso se trata de réplicas de fármacos biológicos, que son tratamientos mucho más costosos, aunque esenciales en el caso de enfermedades como el cáncer. Se conocen como biosimilares --bio por su condición de fármacos biológicos y similares por su equivalencia con el fármaco original-- y comenzaron a utilizarse hace una década en España. En Extremadura aterrizaron en el año 2011 y el año pasado ya más de 1.600 extremeños los utilizaron.

La imperiosa necesidad en los servicios de salud para garantizar su sostenibilidad en momentos críticos desde el punto de vista económico, y la cantidad de patentes de medicamentos biológicos que han comenzado a caducar en los últimos años han originado una revolución en este campo y una oportunidad para que los gobiernos autonómicos ahorren en tratamientos con un elevado coste si se recurre al fármaco original.

«El término biosimilar es un concepto regulatorio de la Agencia Europea del Medicamento, que es la que autoriza a ponerlos en el mercad», dice Regina Múzquiz, directora general de la Asociación Española de Biosimilares (Biosim).

Actualmente los biosimilares ya están introducidos en Extremadura en muchas patologías diferentes y la intención del SES es continuar con «la introducción progresiva de los nuevos que van saliendo al mercado, que cada vez son más», señalan fuentes de la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales. De hecho se estima que en pocos años se va a producir una verdadera avalancha, según vayan caducando las patentes de los diferentes medicamentos biológicos.

DE OCHO A MÁS DE 40/ En la actualidad existen ocho principios activos (moléculas desarrolladas) que se comercializan cada uno de ellos bajo distintos nombres comerciales de otros tantos laboratorios. Se aplican en distintas áreas médicas como endocrinología, endocrinología pediátrica (hormona del crecimiento), oncología (en este caso hay fármacos para distintas fases del tratamiento) o reumatología (artritis reumatoide) y digestivo (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa). De cumplirse las expectativas actuales, en el horizonte del 2020 puede haber más de 40 fármacos distintos, lo que afirman que puede ser una auténtica revolución en el tratamiento de enfermerdades.

El principal atractivo de estos fármacos para el SES es la diferencia de precio que existe entre los biosmilares y los medicamentos originales. En algunos casos puede llegar al 100%, aunque también hay otros en los que el precio termina siendo igualmente equivalente porque el fármaco biológico baja el suyo hasta el nivel del biosimilar para poder competir con él.

Desde la Asociación Española de Biosimilares entienden que la diferencia de precios entre uno y otro es lógica y se explica, fundamentalmente, por la cantidad de estudios y ensayos que son necesarios para desarrollar el fármaco original y los que se requieren en el caso del biosimilar, que al aprovechar la fórmula que se había patentado previamente solo precisa de estudios que verifiquen que la composición biológica se ajusta a la del fármaco que se pretende emular. «Se trata solo de demostrar que la composición del biosimilar es tan equivalente al original que también va a ser equivalente la eficacia», dice Múzquiz. De esa forma se abarata el coste de desarrollo del medicamento (aunque siempre está supervisado por la Agencia Europea del Medicamento) y por tanto el precio es más bajo. «Eso es muy importante porque los medicamentos biológicos en general son caros por el tipo de fármaco que son», añade Múzquiz.

En el último concurso de farmacia del SES (que salió a licitación por 8,2 millones) hubo fármacos en los que la disminución de precio con la adquisición de biosimilares en lugar de las fórmulas originales fue de casi el 100%, según explican desde la Junta.

Todas las regiones se han lanzado ya a la carrera por los biosimilares. El Servicio Extremeño de Salud (SES) es uno de los que está implementando el uso de este tipo de fármacos, aunque no es el único y en cada caso están afrontando una estrategia diferente de aproximación.

En Extremadura, la decisión de que un paciente que se está tratando con un fármaco biológico pase a tratarse con el nuevo biosimilar para reducir el gasto en la farmacia hospitalaria se consensúa entre el médico y el propio paciente. «Si es factible el cambio por su patología y situación clínica, su médico lo pacta con ellos puesto que estos medicamentos son igual de eficaces y seguros», señalan desde el SES.