El intenso calor no impidió la masiva presencia de fieles en las procesiones que se celebraron ayer en Mérida, que inicia con éxito la primera Semana Santa después de que el pasado 12 de julio fuese declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Miles de personas presenciaron los pasos, primero en la procesión de las Palmas por la zona centro de la ciudad; y ya por la tarde con La Burrita a cargo de la Cofradía Infantil de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, Santísimo Cristo de las Injurias y Nuestra Señora del Rosario; y los dos pasos de la Hermandad y Cofradía de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Patrocinio.

Especialmente llamativa fue la imagen de la Sagrada Cena de este paso ya que, por primera vez, salió completa con las imágenes de Simón y Judas Iscariote. Esta hermandad estuvo acompañada por más de un centenar de nazarenos, vestidos con túnicas hasta los tobillos y sandalias hebreas como calzado. Volvieron a su rito de paso por las calles de Mérida, engalando con su presencia la zona monumental de la ciudad, Teatro Romano, Museo, y destacando la presencia procesional a su vuelta a la barriada, tras más de cinco horas de recorrido, en el momento más destacado de la Cofradía por el retorno a su templo de la Virgen del Patrocinio y la impresionante mesa de la Sagrada Cena.

Más corta, pero no menos intensa, fue la procesión de la Cofradía Infantil, que durante tres horas procesionó el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, acompañado por más de 200 nazarenos. Un año más, la salida desde la concatedral de Santa María, el paso bajo el Arco de Trajano, y el recorrido junto a la alcazaba y el puente romano fueron los puntos de mayor afluencia de público.

La Cofradía Infantil repite salida hoy a las 21.15 horas, con tres pasos que saldrán desde la concatedral: Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, Santísimo Cristo de las Injurias y Nuestra Señora del Rosario, que procesionará por la zona centro de Mérida.

Las celebraciones han comenzado bien y el nombramiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional también se nota en la afluencia de turistas en la capital extremeña. Se trata de un gran impulso para la celebración religiosa, para las cofradías, para los hoteles y restaurantes de la ciudad y, en definitiva, para el sector turístico de la ciudad.