La Expo del Agua cerró ayer el grifo. Tras tres meses de actividad y ajetreo, la Exposición Internacional de Zaragoza 2008 echó ayer el cierre bajo dos realidades muy distintas: por un lado una menor asistencia de público de lo previsto inicialmente --unos cinco millones de visitantes, frente a los siete millones previstos-- y el empuje económico que ha supuesto para la ciudad --con unos 8.000 puestos de trabajo generados y gran ocupación hotelera y hostelera--. En el caso extremeño, la Administración regional afirma que el balance del Pabellón de Extremadura es "muy positivo".

A la espera del cierre definitivo de cifras, por las instalaciones extremeñas han pasado unas 700.000 personas. "Se han superado nuestras mejores expectativas", reconocen desde la Junta, donde aseguran que es uno de los pabellones autonómicos más visitados. Pero el optimismo va más allá: "Queríamos acabar con esos tópicos de que Extremadura es una tierra seca y árida. Hemos transmitido que somos una región volcada con el agua, con la mayor superficie de agua dulce del país, y creemos que el mensaje ha calado".

De esos 700.000 visitantes, buena parte han sido emigrantes extremeños que residen en otras comunidades. "Algunos de ellos se han llegado a emocionar en nuestras instalaciones, sobre todo los más mayores", aseguran desde la Junta, que ha montado un pabellón con diversos recursos interactivos y un audiovisual en tres dimensiones que permitía reproducir durante la emisión diversas sensaciones, como por ejemplo el viento o la fragancia de las dehesas. La Administración estudia ahora cómo aprovechar esos dispositivos para que sean disfrutados por los ciudadanos de la región.

Otro de los éxitos del pabellón extremeño ha sido su restaurante, por el que han pasado 70.000 comensales y que ha sido reconocido como el mejor de la Expo.