Ismael tiene 19 años, estudia en Cáceres y, por primera vez, vive separado de su perro. Ya cuando nació, sus padres tenían uno pero el primero lo recuerda con tres años. Dice que ha perdido la cuenta de cuántos perros han vivido con él desde entonces pero, «seguro más de diez»

Colaboró como voluntario en la Asociación Protectora de Animales de Moraleja (APAM). época que él mismo califica como «muy bonita a la vez que muy dura». Contaba a este periódico que llegó a ver imágenes de cachorros «casi recién nacidos» metidos en sacos de patatas o bolsas de plástico. También hubo ocasiones donde les tiraban animales que la gente no quería por encima de la valla de la protectora «porque no eran de raza pura o era de una raza como el pitbull».

Ismael opina que no hay razas peligrosas. «Igual que los niños, cuando son pequeños, algunos tienden más a la agresividad, a los perros hay que enseñarles que eso no está bien».

A pesar de los episodios sucedidos en APAM, él considera que «cada vez hay más leyes y derechos para los animales y, en especial, para los perros y gatos, que son mascotas, por lo que se obliga a cuidarlos más».

OTRO CASO // Inmaculada , de 52 años, vive a las afueras de Coria y también empezó desde muy pequeña a estar acompañada de perros. Actualmente tiene seis y no planea tener menos en un futuro. Explica que «no le suponen mucho gasto, unos 30 o 40€ al mes» que se gasta en pienso.

Ninguno de los perros que han acompañado a su familia ha sido comprado: uno era del jefe de su hijo, otro de una compañera de trabajo que buscaba dueño, otros de anuncios de gente desconocida en Facebook, uno de ellos se lo dio el vecino de su madre que tuvo una camada, otros dos se los encontraron abandonados en la calle y con signos de maltrato...

La hija de Inmaculada expresa que «la mayoría de los perros que han recogido son de raza y le hace gracia que en la televisión digan que son los mestizos los que no quiere la gente».

«Significan compañía» manifiesta Inmaculada. «Para mí es un miembro más de mi familia. Cuando uno de mis perros ha fallecido, es como si muriera casi un hermano, por todo el cariño que dan», cuenta Ismael.