El dicho popular según el cual no se pueden poner puertas al campo es lo que tratan de rebatir en la Plataforma Contra los Robos que lleva 60 días y sus noches vigilando pistas, caminos y cruces de las explotaciones agrícolas de Navalvillar de Pela y también de las inmediaciones de Casas de don Pedro y Logrosán, dos localidades próximas. Los propios agricultores y sus familias están colaborando con guardas y guardias civiles y reforzando el trabajo profesional para disuadir a los delincuentes que amenazan el fruto de un año de trabajo y para localizar a personas ajenas a las fincas que acceden a ellas con fines delictivos.

Junto a la gente del campo están trabajando también un puñado de vecinos de la zona, entre los que hay personas de todas las edades, e incluso algunos de ellos sin vínculos con la actividad agraria: empleados de banca, profesores, funcionarios, albañiles, desempleados (-) que les han ofrecido su ayuda y que constituyen además un importante complemento a la tarea que realizan las fuerzas de seguridad, por su profundo conocimiento del terreno.

Un problema

Todos ellos integran las patrullas que están recorriendo los caminos para disuadir a los ladrones y colaborar con la Guardia Civil en localizar a los presuntos autores de los robos que están expoliando decenas de toneladas de aceitunas de las plantaciones de olivos de la región, principalmente de la provincia de Badajoz.

Los robos en el campo no son una novedad, pero sí la magnitud que han alcanzado en el último año en el que las organizaciones agrarias han elevado ya esta situación a la condición de "problema estructural" y de primera magnitud en el sector. Además de llevarse por delante los recursos de muchos agricultores, los robos están crispando también los ánimos y se han producido ya varios altercados, entre ellos el incidente que hirió a tres personas la semana pasada cuando trataban de retener a los autores de uno de esos robos (ya han sido detenidos y enviados a prisión).

La plataforma comenzó a perfilarse en abril por una serie de robos que comenzaron a proliferar en naves y casas de campo, además de explotaciones. En esos casos no solo sustraían frutos, sino también maquinaria. Pero los tres grandes robos de aceitunas de Navalvillar de Pela del pasado mes de noviembre determinaron que decidieran organizar patrullas de vigilancia. "Nos juntamos en la cooperativa y decidimos comenzar a vigilar de forma conjunta nuestras pertenencias", señala Antonio Masa, presidente del colectivo ciudadano.

Lo hicieron con bastante premura, organizaron un cuadrante improvisado con todos los que se prestaron a participar y así comenzaron las rondas nocturnas por el campo. Poco a poco comenzaron a unirse voluntarios, y a medida que sumaban colaboradores se fue adaptando la organización, siempre con algunas consignas indispensables: nunca deben ir menos de dos personas y no se puede intervenir.

Ya van 60 noches

"Ahora estamos unas 40 personas patrullando el entorno de Navalvillar de Pela", asegura el agricultor. Cada noche se movilizan una media de 10 a 12 vehículos con entre dos y cinco personas en su interior. La mayoría recorren los caminos, pero también hay uno de apoyo en los cruces. Salen con la puesta del sol y recorren durante la madrugada los caminos según la distribución de terrenos que acuerdan cada día, con los ojos muy abiertos, atentos y con el teléfono móvil en la mano. "La clave para que esto funcione es que no falte la comunicación entre nosotros y por supuesto con la Guardia Civil", dice. Porque su papel se limita a colaborar en la vigilancia, nunca a intervenir.

"Desde el día 21 de noviembre hemos patrullado de forma ininterrumpida, en Nochebuena, en Nochevieja, en el día de Reyes, con cielos despejados, con niebla... en el campo, las naves y los polígonos ha habido gente siempre", dice el presidente de la plataforma, que cree que la iniciativa está contribuyendo a disuadir a los ladrones. "Los que vivimos de esto no vemos más solución que esta", reconoce el agricultor pacense, que valora los acuerdos de la última semana entre las administraciones para mejorar intensificar aún más la vigilancia e iniciar inspecciones en los puestos de recogida de aceituna con el fin de localizar a aquellos que compran producto robado.

Las patrullas han ido además adaptando la vigilancia a los cambios de actividad de los ladrones y desde hace poco más de una semana, ya no solo vigilan las explotaciones y caminos por la noche, sino que también hay patrullas de día de las que se encargan fundamentalmente personas mayores del pueblo y familiares de los agricultores; en total unas 30 personas que se organizan con distintos coches en grupos de no menos de tres personas.

"No podemos estar vigilando de noche y de día el campo, pero queremos que siempre haya ojos vigilando, que el campo y las carreteras no se queden desatendidas mientras estamos trabajando", afirma sobre este nuevo dispositivo de control. Habla desde su explotación de olivos, donde está en plena recogida. En otro punto de la finca, su mujer es una de las personas que se encarga ese día de la vigilancia.

En esa jornada han comenzado sobre las siete de la mañana las labores de control. "Cuando vemos a cualquier vehículo que les resulte sospechoso o accede por una entrada que no es habitual, se les coge la matrícula y avisamos a la Guardia Civil, que están haciendo mucho más de lo que pueden, o a los guardas privados que vigilan también las explotaciones".

Cambio de escenario

El responsable de la plataforma reconoce que la situación ha mejorado en el entorno de Navalvillar de Pela, aunque los robos han aumentado en otras zonas tanto de Badajoz como de la provincia de Cáceres (los cuatro detenidos en Alía operaban el año pasado en los campos ahora vigilados, reconoce Masa) que están alejadas de los terrenos bajo vigilancia ciudadana. "Si las administraciones no atajan el problema en el corazón, que es en los puntos de recepción de aceituna, no lo van a resolver en la vida", asevera Masa, que lamenta que haya "gente que se está lucrando a costa de nuestro trabajo".

La vigilancia ciudadana ha aportado cierta tranquilidad a explotaciones, según explica este agricultor, donde siguen con la cosecha de aceituna. En todo caso reconoce el importante 'coste', tanto económico ("porque los coches están día y noche en marcha", dice) como personal ("no sabemos lo que es dormir más de cuatro horas al día desde que ha empezado todo eso", añade) de esta actividad. Como recompensa, añade, que estas patrullas han conseguido lo que hasta ahora "solo lograba en la zona el día de San Antón, unirnos a todo el pueblo".